EFE) La ONU debate a partir de mañana en Viena durante dos días el futuro rumbo de la política mundial en materia de drogas, para la que algunos países europeos y latinoamericanos solicitan un cambio de dirección.
Estos países critican que el actual modelo pone excesivo empeño en la prohibición y en las medidas represivas.
La denominada Comisión de Estupefacientes de la ONU evaluará el estado de la cuestión y si se han cumplido los objetivos para la década que se pactaron en 2009.
En 2009, los Estados miembros de la Comisión adoptaron una “Declaración Política” que preveía “eliminar o reducir considerablemente” la oferta y la demanda de drogas hasta el año 2019, un ambicioso objetivo que por ahora está lejos de alcanzarse.
La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudd) ha preparado un informe para este encuentro en el que reconoce que tanto la demanda como el número de consumidores de drogas en el mundo no ha variado en los últimos años.
El encuentro llega además poco después de que Uruguay se haya convertido en el primer país del mundo en promulgar una ley que regula la producción, venta y consumo de marihuana, un paso que también han dado EEUU los estados de Colorado y Washington.Además, señala que la caída de la demanda en los países ricos de ciertas drogas tradicionales, como la cocaína y la heroína, se ha compensado con la subida del consumo en los países en desarrollo, con menos recursos para afrontar el problema.
La reunión adoptará el viernes una declaración ministerial que se lleva negociando desde septiembre en un arduo proceso que ha mostrado las grandes diferencias entre aquellos que abogan por un cambio de rumbo y aquellos que tienen una visión más conservadora, explicaron a Efe varias fuentes diplomáticas.
Algunos países europeos, como Suiza o Noruega, y otros de América Latina, como México, Ecuador o Guatemala, han incidido en la necesidad de destacar que existe un debate global sobre políticas de drogas, mientras que otros, como Rusia, Pakistán y Egipto, abogan por mantener las políticas de mano dura, agregan esas fuentes.
Al tratarse de un documento consensuado, los diplomáticos y expertos consultados por Efe inciden en que el texto ha quedado debilitado por el bloqueo de los más conservadores.
Eso se deja notar en las alusiones sobre respeto a los derechos humanos, la aplicación de la pena de muerte para delitos no violentos de drogas o para ciertas terapias para drogodependientes.
El documento marcará el rumbo del debate internacional sobre estupefacientes de aquí a 2016, cuando se celebre una sesión especial de la Asamblea General de Naciones Unidas sobre la materia.
Ha sugerido por primera vez la “despenalización” del consumo de drogas, o sea, que consumir drogas no sea un delito penal sino una falta sancionable con fórmulasalternativas como multas.La Onudd ha abogado también por un enfoque más basado en los derechos humanos y menos en la represión criminal.
“La despenalización del consumo de drogas puede ser una forma eficaz de ‘descongestionar’ las cárceles, redistribuir recursos para asignarlos al tratamiento y facilitar la rehabilitación”, indica la Onudd en un informe redactado para esta reunión.
La despenalización del consumo personal, que se aplica en algunos países europeos, pero también en Brasil o Chile, no equivale a legalizar las drogas, lo que prohíben los tratados internacionales, que prevén su uso solo para fines médicos y científicos.
Al hablar de Uruguay, el director ejecutivo de la Onudd, el ruso Yuri Fedotov, fue tajante esta semana al decir que “la legalización no es la solución al problema de las drogas”.
Sin embargo, para algunos expertos, como Martin Jelsma, del Transnational Institute (TNI), uno de los laboratorios de ideas más prestigiosos sobre políticas de drogas, las diferencias en la comunidad internacional indican que el consenso sobre cómo abordar la situación se ha acabado.
“Las dificultades para negociar una declaración conjunta demuestran que el consenso de Viena basado en la prohibición está roto”, destacó hoy el experto en declaraciones a Efe.
“Es significativo que después de seis meses de negociaciones, la reunión empiece mañana con un borrador de declaración final aún sin acordar” y con grandes diferencias entre los países sobre si es necesario abrir o no un debate más amplio para 2016, agregó.