A Barack Obama le queda un año y medio en la Casa Blanca. Como todos los presidentes de Estados Unidos, su fijación es el legado: qué quedará de él cuando se marche y cuáles de sus políticas serán irreversibles sea quien sea el nuevo presidente en enero de 2017.
REFORMA SANITARIA. Con la decisión de este jueves del Tribunal Supremo, Obama obtiene la validación casi definitiva para la ley de 2010, uno de sus proyectos más controvertidos, que aspira a mejorar de forma tangible la vida de millones de personas.
ACUERDOS COMERCIALES. El miércoles, menos de 24 horas antes de la decisión del Tribunal Supremo, Obama logró otra victoria: el Congreso aprobó la ley que le otorga poderes para negociar acuerdos comerciales. Obama cree que estos poderes resultan imprescindibles para concluir con éxito el tratado con 11 países de la cuenca del Pacífico.
INMIGRACIÓN. Como le ocurrió con la reforma sanitaria, el presidente de EE UU topa con obstáculos para imponer sus propuestas sobre inmigración. La iniciativa para regularizar temporalmente a hasta cinco millones de indocumentados está paralizada en los tribunales.
IRÁN. Este fin de semana el secretario de Estado, John Kerry, viaja a Viena para participar en las negociaciones sobre el programa nuclear iraní. Un acuerdo abriría la puerta a la reconciliación entre dos países que llevan más de tres décadas sin relaciones diplomáticas y podría alterar los equilibrios geopolíticos en Oriente Próximo.
CUBA. En las próximas semanas, Cuba y Estados Unidos prevén reabrir sus embajadas, un paso decisivo en la reconciliación que Obama y el líder cubano, Raúl Castro, comenzaron en diciembre. Como en el caso de Irán, el deshielo con Cuba supone una ruptura con la política de EE UU de las últimas décadas.
ESTADO ISLÁMICO. La irrupción hace un año del Estado Islámico en Irak y Siria sorprendió a Obama y le obligó a revisar sus planes de retirada de Oriente Próximo. Estados Unidos ha regresado con bombardeos y asesores militares sobre el terreno.
CHINA Y RUSIA. Obama quería un giro estratégico a Asia para compensar la creciente influencia china, pero dicho giro se ha quedado a medias y, en cambio, las acciones de Rusia en Ucrania llevan a EE UU a ocuparse de nuevo de Europa.