Cuando en 1988 Anthony Kennedy se convirtió en uno de los nueve magistrados de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) los conservadores estadounidenses sintieron la confianza de contar con un defensor de sus causas en el máximo tribunal del país. Y así fue hasta 1992.
Aquel año empezó un periplo ideológico-jurídico que tuvo su epítome este viernes, cuando se convirtió en el voto decisivo que legalizó en todo Estados Unidos los matrimonios entre personas del mismo sexo, una peleada aspiración del movimiento de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales (LGBT) y que muchos analistas consideran el mayor triunfo de los derechos civiles desde los años 60.
“La naturaleza del matrimonio es que, mediante su lazo duradero, dos personas unidas pueden encontrar libertad, como expresión, intimidad y espiritualidad. Esto es cierto para todas las personas, cualquiera sea su orientación sexual”, escribió Kennedy argumentando la decisión,tomada por 5 votos contra 4.
La decisión es acorde con la historia personal de Kennedy: ha votado a su favor en los tres casos previos considerados cruciales en temas de los derechos de los homosexuales, “traicionando” a quienes le veían como uno de los suyos.
¿Qué pasó con las credenciales de Kennedy, ese juez a quien Ronald Reagan seleccionó para reforzar en la Corte la revolución neoconservadora que impulsó desde la presidencia?
Incógnita legal
Kennedy se ha convertido en un voto “fluctuante” que en los últimos años se ha asociado con sus colegas considerados liberales para sancionar casos contrarios a las aspiraciones conservadoras.
Como en 2012, cuando se unió a la mayoría de 5 votos que salvó el llamado Obamacare, la reforma del sistema de salud promovida por el presidente Barack Obama, una de las políticas del ejecutivo más cuestionadas por la oposición republicana.
Hay que aclarar que los magistrados de la CSJ son personajes que parecen estar por encima de las diatribas políticas que dividen a la sociedad estadounidense.
Son muy reservados y casi nunca dan declaraciones públicas, salvo las raras ocasiones en las que aceptan invitaciones para hablar en eventos universitarios sobre temas legales, siempre en tono muy académico.
Incluso la localización del característico edificio blanco de la Corte, inspirado en el Partenón de Atenas, detrás del Capitolio del Congreso, refuerza esa imagen del grupo de togados comoárbitros últimos e inapelables.
El permanente pulso entre liberales y conservadores suele resolverse en ese recinto, donde nueve magistrados definen qué es y qué no es la ley.
Mucho se ha dicho que la actual corte, presidida por John Roberts, es la “más conservadora” de los últimos tiempos, aunque también es cierto que las inclinaciones ideológicas de los magistrados no garantizan cómo decidirán los casos, como demuestra la experiencia con los fallos de Kennedy.
Conservador sólido
Los conservadores estadounidenses tenían razones para confiar en la solidez de las credenciales conservadoras de Kennedy: antes de ser propuesto a la CSJ por Reagan, había trabajado con éste cuando era gobernador de California.
En sus primeros años en el escaño, Kennedy votó en 90% de las veces con el entonces presidente del tribunal, el fallecido William Rehnquist, y Antonin Scalia, considerado uno de los jueces más tradicionalistas.
Así, formó parte de decisiones que en muchos casos limitaron la autoridad del gobierno federal(uno de los mayores temores de los conservadores) y otras derogando legislaciones estatales que limitaban el derecho a portar armas.
Pero en 1992, el magistrado se alió con la mayoría liberal que determinó que las restricciones legales al acceso al aborto no pueden constituir una “carga indebida” en el derecho de las mujeres al aborto establecido en 1973.
A partir de allí, los que siguen los pormenores del poder judicial estadounidense, coinciden en decir que Kennedy suele ser una incógnita. Nadie puede calzarle una predisposición ideológica.
En 2013, cuando la corte derogó por 5-4 la ley de Defensa del Matrimonio -que negaba beneficios a parejas del mismo sexo- Kennedy destacó la dignidad del matrimonio, de la misma manera que lo hizo este viernes al justificar su voto.
Factor de cambio social
Kennedy ha sido el principal promotor de que sus colegas recurran a leyes y convenios internacionales para interpretar la Constitución estadounidense, siguiendo el ejemplo de Reino Unido y la Corte Europea de Derechos Humanos.
Kennedy es uno de los magistrados más activos en proyectos educacionales y participa en varios programas de enseñanza universitaria en derecho en universidades de EE.UU. y de China, a donde viaja frecuentemente.
También participa en un programa de formación para jueces en Irak.
La trayectoria del Kennedy conservador al voto fluctuante refleja los cambios en la sociedad estadounidense, donde en las últimas cuatro décadas han ido imponiéndose progresivamente las causas de derechos ciudadanos, gracias, en parte, a las decisiones de la Corte.
Pero ha sido en votaciones decididas por un voto (a menudo el de Kennedy) lo que también indica cómo la creciente polarización del país separa a conservadores y liberales.
Carlos Chirinos BBC Mundo