El Gobierno de Chile anunció que traducirá al español los documentos desclasificados del Gobierno de EE.UU. sobre el caso de dos jóvenes que fueron quemados vivos por militares chilenos en 1986 y los pondrá a disposición del juez que investiga el atentado.
El ministro chileno de Relaciones Exteriores, Heraldo Muñoz, dijo que hizo las gestiones necesarias para que el material original, que está escrito en inglés, sea traducido esta misma jornada con el fin de que el magistrado Mario Carroza lo pueda incorporar rápidamente a la causa.
"Me parece significativo que el propio juez desee conocerlos y nuestra labor es proporcionárselos traducidos oficialmente, eso es lo que vamos a hacer a la brevedad para que se haga justicia", dijo el jefe de la diplomacia chilena en una rueda de prensa.
Los documentos desclasificados publicados hoy, que proceden de la Casa Blanca, la CIA y el Departamento de Estado, revelan que el dictador Augusto Pinochet rechazó investigar el llamado Caso Quemados y fue así su principal encubridor.
Muñoz dijo que el Gobierno chileno sabía de la existencia de estos documentos desde hacía algún tiempo y que mantiene conversaciones con el Ejecutivo estadounidense para conocer el contenido de algunos párrafos que aparecen tachados en esos y otros cables desclasificados de la época del régimen militar (1973-1990).
El ministro aseguró que los documentos desclasificados contienen "mucha información" y pueden aportar "datos significativos" a la investigación judicial, aunque subrayó que es el juez Carroza quien deberá valorar su relevancia.
El material desclasificado, que fue publicado hoy en el sitio web del Archivo de Seguridad Nacional de la Universidad George Washington, revela que el encubrimiento ordenado por Pinochet duró casi tres décadas e incluyó el secuestro e intimidación de testigos, así como el ejercicio de presión sobre jueces y abogados chilenos.
Rodrigo Rojas, que entonces tenía 19 años, y Carmen Gloria Quintana, de 18, fueron detenidos por una patrulla militar el 2 de julio de 1986 en un barrio de Santiago, rociados con gasolina y quemados.
Después los soldados los llevaron a las afueras de la ciudad y los arrojaron a una zanja junto a un camino rural de la que lograron salir unas horas después y pedir ayuda.
Rojas murió pocos días después del ataque y Quintana logró sobrevivir pese a las graves quemaduras que sufrió en el 62 % de su cuerpo.
El juez Carroza reabrió la semana pasada la investigación del caso después de la confesión de un exrecluta que formó parte de la patrulla que quemó a los jóvenes y desde entonces doce militares retirados