Tres expertos de la ONU en derechos humanos llamaron este martes a tomar medidas inmediatas para resolver los problemas de derechos humanos y de salud que sufrieron los habitantes de Flint, Michigan, como consecuencia de la contaminación del agua.
La crisis de esa ciudad estadounidense se inició en abril de 2014, cuando se descubrieron altas dosis de plomo en el sistema de agua potable de la localidad creando un problema grave de salud pública.
Con motivo de la próxima visita del presidente Barack Obama a esa urbe, los relatores sobre pobreza extrema, derecho al agua potable y derecho a la vivienda señalaron que el caso de Flint ilustra el sufrimiento y las dificultades que emanan de no reconocer que el agua es un derecho humano.
Además, agregaron, es consecuencia de no garantizar que los servicios esenciales se proporcionen sin ningún tipo de discriminación.
Los expertos acogieron con beneplácito la anunciada visita presidencial y consideraron que es una oportunidad para hacer frente a la situación en la ciudad.
Asimismo, indicaron que es un reconocimiento de que los gobiernos tienen la obligación de garantizar el acceso universal al agua potable, sin importar la condición socioeconómica de las personas.