Un conocido escritor e icono de la comunidad árabe de Israel, Emir Majul, se declaró hoy culpable ante un tribunal de la ciudad de Haifa (norte) de varios delitos de espionaje para la organización libanesa Hizbulá.
En un acuerdo alcanzado fuera de tribunales entre la fiscalía israelí y los abogados de la defensa, Majul, de 52 años, se confesó culpable de los delitos de haber conspirado para ayudar al enemigo, establecer contacto con agentes extranjeros y de espionaje en condiciones agravantes para el movimiento chií.
Director de Ittijah -plataforma que reúne a organizaciones que representan a la comunidad árabe- y presidente de la comisión árabe por la igualdad de derechos en Israel, Majul fue detenido el pasado mayo por el servicio secreto interno Shabak, junto a otro activista de la comunidad.
En su momento otros dirigentes de su comunidad aseguraron que se trataba de otro caso más de la perenne caza de brujas a la que están sometidos los árabes-israelíes, palestinos que se quedaron dentro de la fronteras de Israel en 1948 y que representan alrededor de un 20 por ciento de su población.
"Pone fin a los rumores sobre que las acusaciones no tenían fundamento", comunicó la fiscalía israelí al expresar hoy su satisfacción por la confesión del sospechoso, que con ella ha conseguido anular del escrito de acusación un delito mucho más grave y castigado hasta con la cadena perpetua: asistencia al enemigo en tiempos de guerra.
En un acuerdo alcanzado fuera de tribunales entre la fiscalía israelí y los abogados de la defensa, Majul, de 52 años, se confesó culpable de los delitos de haber conspirado para ayudar al enemigo, establecer contacto con agentes extranjeros y de espionaje en condiciones agravantes para el movimiento chií.
Director de Ittijah -plataforma que reúne a organizaciones que representan a la comunidad árabe- y presidente de la comisión árabe por la igualdad de derechos en Israel, Majul fue detenido el pasado mayo por el servicio secreto interno Shabak, junto a otro activista de la comunidad.
En su momento otros dirigentes de su comunidad aseguraron que se trataba de otro caso más de la perenne caza de brujas a la que están sometidos los árabes-israelíes, palestinos que se quedaron dentro de la fronteras de Israel en 1948 y que representan alrededor de un 20 por ciento de su población.
"Pone fin a los rumores sobre que las acusaciones no tenían fundamento", comunicó la fiscalía israelí al expresar hoy su satisfacción por la confesión del sospechoso, que con ella ha conseguido anular del escrito de acusación un delito mucho más grave y castigado hasta con la cadena perpetua: asistencia al enemigo en tiempos de guerra.
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