El empresario Marcelo Kemeny, uno de los dueños de la mina San José, aseguró que el derrumbe que dejó a 33 mineros atrapados en el yacimiento durante 70 días fue "un gran accidente imposible de predecir".
"Según lo que otras personas han dicho y lo investigado por nosotros, esto fue un gran accidente imposible de predecir. Todos lo lamentamos mucho", dijo Kemeny en una entrevista que publica hoy el diario El Mercurio.
El empresario dijo que es consciente del complejo panorama que enfrenta la compañía minera, aunque se comprometió a asumir los costos que se deriven del operativo de rescate.
"Estamos dispuestos a afrontar lo que sea, a asumir lo que corresponda pagar", indicó.
El futuro de la minera San Esteban está en manos de un interventor que deberá encontrar una fórmula para evitar la quiebra debido a la deuda de la empresa, que asciende a unos 9.000 millones de pesos (18 millones de dólares).
Además, el Consejo de Defensa del Estado chileno ha pedido que se retenga el patrimonio de la empresa y deberá hacer frente a la querella que el abogado de los 33 mineros anunció que presentará en su contra por la reapertura del yacimiento en 2008, pese a que no contaba con los estándares de seguridad.
Kemeny explicó que una de las medidas que barajan es alquilar algunos activos de la compañía que se encuentran en los alrededores de la mina San José y dos plantas de tratamiento para poder pagar a los acreedores.
El empresario rechazó las acusaciones de las autoridades chilenas y de algunos mineros, que denunciaron que el yacimiento estaba sobreexplotado, así como la ausencia de mapas actualizados que facilitaran las tareas de salvamento.
"Los planos se actualizaban semanalmente. Pudo haber faltado el último, pero decir que no había planos que sirvieran no corresponde", sostuvo Kemeny.
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