Un estudio de la Universidad alemana de Lübeck, dirigido por el catedrático Jan Börn, consiguió confirmar la vieja hipótesis de que los seres humanos aprenden mientras duermen.
Según el estudio, en el que participaron 191 voluntarios, durante el sueño el cerebro humano almacena en el hipocampo los conocimientos adquiridos durante el día, lo que le permite recordarlos a largo plazo.
Los participantes en el estudio tuvieron que aprender de memoria 40 pares de palabras y, en otro experimento, retener la posición de objetos y animales y determinados cuadros.
Luego, una parte del grupo se fue a dormir y la otra no. Los investigadores anunciaron seguidamente a la mitad del grupo que se fue a dormir que serían sometidos a un test en 10 horas.
Al final todos los participantes fueron sometidos al test y, como se esperaba, aquellos que habían dormido obtuvieron mejores resultados, según informó la Universidad de Lübeck, en la costa del mar Báltico.
Además, los resultados de aquellos que durmieron y fueron advertidos de que serían sometidos a un test fueron mejores que los que aquellos que habían dormido pero no sabían que harían una prueba.
"Ello nos lleva a concluir que el cerebro hace una distinción entre conocimientos importantes y conocimientos sin importancia para lo que necesita una especie de marcador", dijo Jan Börn al presentar el estudio.
Ese marcador puede ser, según Börn, la concentración consciente en lo recientemente aprendido pero también un estímulo emocional o un interés especial en el tema.
"Por eso puede tener sentido aprender nuevas palabras en otro idioma antes de irse a dormir y decirse a si mismo que es importante retenerlas", agregó el catedrático.
El estudio es parte de un proyecto cuyo siguiente paso será determinar cuáles son las estructuras cerebrales responsables de ese efecto detectado en los experimentos realizados.
Según el estudio, en el que participaron 191 voluntarios, durante el sueño el cerebro humano almacena en el hipocampo los conocimientos adquiridos durante el día, lo que le permite recordarlos a largo plazo.
Los participantes en el estudio tuvieron que aprender de memoria 40 pares de palabras y, en otro experimento, retener la posición de objetos y animales y determinados cuadros.
Luego, una parte del grupo se fue a dormir y la otra no. Los investigadores anunciaron seguidamente a la mitad del grupo que se fue a dormir que serían sometidos a un test en 10 horas.
Al final todos los participantes fueron sometidos al test y, como se esperaba, aquellos que habían dormido obtuvieron mejores resultados, según informó la Universidad de Lübeck, en la costa del mar Báltico.
Además, los resultados de aquellos que durmieron y fueron advertidos de que serían sometidos a un test fueron mejores que los que aquellos que habían dormido pero no sabían que harían una prueba.
"Ello nos lleva a concluir que el cerebro hace una distinción entre conocimientos importantes y conocimientos sin importancia para lo que necesita una especie de marcador", dijo Jan Börn al presentar el estudio.
Ese marcador puede ser, según Börn, la concentración consciente en lo recientemente aprendido pero también un estímulo emocional o un interés especial en el tema.
"Por eso puede tener sentido aprender nuevas palabras en otro idioma antes de irse a dormir y decirse a si mismo que es importante retenerlas", agregó el catedrático.
El estudio es parte de un proyecto cuyo siguiente paso será determinar cuáles son las estructuras cerebrales responsables de ese efecto detectado en los experimentos realizados.
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