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jueves, 10 de febrero de 2011

Los intereses sobre la deuda lusa baten un nuevo récord y llegan al 7,63 %

La presión sobre la deuda soberana portuguesa volvió a subir hoy a máximos históricos y los intereses que penalizan los títulos lusos a diez años se situaron en el mercado secundario al 7,63 por ciento.

La elevada penalización sobre los bonos portugueses refleja las dudas de los inversores acerca del estado de sus finanzas, pese a los intentos del Gobierno del país por dar señales de confianza a los mercados través de las duras medidas de ajuste aprobadas en los presupuestos de este año.

La penalización sobre la deuda soberana lusa se situó a principios de esta semana ligeramente por encima del 7 por ciento y aumentó de forma drástica hoy.

De hecho, sólo entre las 08.30 horas GMT y las 09.30 horas GMT, la presión sobre los bonos lusos a diez años se incrementó en más de dos décimas, del 7,41 por ciento al 7,63 por ciento.

El propio ministro de Finanzas, Fernando Teixeira dos Santos, reconoció el pasado mes de octubre que si la penalización de su deuda soberana sobrepasaban la barrera psicológica del 7 por ciento, el país entraba en riesgo de tener que solicitar el rescate de la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

La subida de los intereses vuelve a colocar al país en el disparadero, tal y como ocurrió durante los primeros días de 2011, cuando se multiplicaron los rumores sobre la posibilidad de que Portugal acabe por recurrir a la ayuda externa.

El Ejecutivo socialista del primer ministro José Sócrates ha negado una y otra vez que se plantee siquiera pedir la ayuda externa, y se ha remitido a su compromiso de rebajar este año el déficit público del actual 7,3 por ciento al 4,6 por ciento.

Ayer mismo, el Gobierno luso anunció que los ingresos vía impuestos recibidos por el Estado durante el pasado mes de enero crecieron un 15,7 por ciento respecto al mismo mes del año anterior, lo que teóricamente le ayudaría a conseguir su objetivo de rebajar el déficit público, a falta de saber la cuantía de sus gastos.

Portugal comenzó 2011 con la entrada en vigor de fuertes medidas de ajuste, entre ellas el aumento generalizado de impuestos, la rebaja salarial a los funcionarios y la caída de la inversión pública.

El país luso acudió al mercado para financiarse por última vez el pasado lunes, cuando vendió 3.500 millones de euros en obligaciones del Tesoro a cinco años a través de una emisión sindicada con varios bancos, y en la que logró un interés del 6,4 por ciento, un poco más alto que al que cotizaban estos mismos títulos en el mercado secundario.

La elevada presión sobre la deuda portuguesa se tradujo en pérdidas en la Bolsa de Lisboa, y su principal índice, el PSI-20, caía un 1,26 por ciento a las 10.15 horas GMT.

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