El gobierno japonés acusó a los especuladores de apostar al alza del yen, que alcanzó récords históricos frente al dólar en detrimento de las empresas exportadoras niponas, ya duramente golpeadas por las consecuencias del sismo y el tsunami.
La divisa japonesa alcanzó su máximo histórico frente al dólar desde la Segunda Guerra Mundial, bajo el influjo de la demanda masiva de yenes el miércoles por la noche en Nueva York y el jueves por la mañana en los mercados asiáticos.
El dólar llegó a negociarse a 76,52 yenes, antes de recuperarse ligeramente hasta los 79 yenes a las 07H00 GMT.
El récord precedente databa de 1995, cuando el dólar había bajado hasta los 79,75 yenes.
Esta fortaleza de la divisa nipona puede parecer paradójica en un país que sale a duras penas de la recesión, devastado por un sismo y un tsunami y sobre el que ronda el espectro de una catástrofe nuclear.
Pero los operadores del mercado parecieron apostar por una repatriación masiva de fondos por parte de las aseguradoras japonesas para poder hacer frente a las enormes primas que deberán pagar a los damnificados de los desastres.
El viceministro de Política Económica y Presupuestaria, Kaoru Yosano, aseguró que se trataba de "rumores infundados", dado que las aseguradoras niponas disponen de liquidez suficiente y no tendrán necesidad de desprenderse de ninguno de sus activos en divisas extranjeras.
Pero esos argumentos no alcanzaron para disuadir a los operadores de proceder a compras masivas de yenes con la esperanza de revenderlos más caros, dado que si las aseguradoras venden activos en el extranjero y convierten en yenes el dinero obtenido, la divisa nipona se valorará aún más.
Yosano denunció movimientos "extremadamente especulativos" en momentos en que el gobierno trata de tranquilizar las inquietudes de los mercados por la situación de la tercera economía mundial.
La búsqueda febril de yenes ocasiona pérdidas cuantiosas a las empresas exportadoras de Japón, dado que obtienen menos yenes al convertir en moneda nacional las sumas facturadas en el extranjero. Para mantener sus márgenes de ganancias deben aumentar sus precios, pero eso reduce la competitividad de sus productos.
Varios operadores consideran en cambio que las autoridades japonesas se verán obligadas a intervenir para frenar la valoración del yen, pues no pueden permitirse de ningún modo que la situación de las empresas nacionales, golpeadas por la catástrofe del 11 de marzo, se sigan agravando.
El ministro de Finanzas, Yoshihiko Noda, se negó a realizar cualquier tipo de comentario sobre esa posibilidad.
La actividad económica del archipiélago está semiparalizada desde el sismo y el tsunami del 11 de marzo. Las empresas tienen dificultades de aprovisionamiento y los transportes públicos funcionan con muchas perturbaciones en la megalópolis de Tokio.
Once reactores nucleares fueron detenidos y el ministerio de Economía advirtió de un posible corte de electricidad durante la noche en caso de que la población no reduzca su consumo.
El gobierno realizó el 15 de septiembre pasado operaciones de compras de dólares para reducir la presión ya existente sobre el yen.
Con el apoyo del Banco de Japón, subastó 2,125 millones de yenes (18.500 millones de euros), un montó récord para una operación única. El yen bajó en un primer momento, pero rápidamente regresó a sus niveles de antes de la intervención.
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