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viernes, 20 de mayo de 2011

Isabel II termina su histórica visita a Irlanda acogida como un éxito

La reina Isabel II termina este viernes su histórica visita de cuatro días a Irlanda, que según los analistas superó todas las expectativas y consolidó la nueva era en las relaciones anglobritánicas tras siglos de conflictos.

La Reina visitó una fortaleza medieval y la segunda ciudad, Cork, en la última jornada de este primer viaje de un monarca británico a este país desde su independencia en 1922.

Isabel II, de 85 años, afrontó los temas más espinosos de la relación en una de las visitas más esperadas y significativas de sus casi seis décadas de reinado.

En ceremonias inconcebibles hace sólo unos años, la reina honró a los que murieron luchando por la independencia de Irlanda contra el dominio británico.

También visitó el estadio de Croke Park, escenario del "Domingo Sangriento" de 1920, una de las peores matanzas perpetradas por las fuerzas británicas durante la guerra de independencia.

Y para equilibrar y subrayar los vínculos entre ambos países, rindió igualmente tributo a los cerca de 50.000 caídos que lucharon por el Reino Unido durante la I Guerra Mundial, virtualmente ignorados por sus compatriotas.

Pero fue su discurso de reconciliación del miércoles por la noche en el castillo de Dublín, en el que casi pareció pedir perdón, donde fue más lejos en el camino de la curación de las heridas abiertas hace siglos.

Tras iniciar su alocución con unas palabras en gaélico, Isabel II expresó su "profunda compasión" por las víctimas del "agitado pasado" entre ambos países, y señaló que que el legado de "dolor, turbulencias y pérdidas" es "triste y deplorable".

"Con el beneficio de la retrospectiva histórica podemos ver cosas que hubiésemos querido que se hicieran de manera diferente o que no se hicieran", agregó.

Patrick Georghegan, profesor de Historia del famoso Trinity College de Dublín, calificó la visita como "un éxito extraordinario". "Incluso la gente que estaba escéptica al principio de la semana estaban emocionados por la visita al final", declaró a la AFP.

Para Michael Anderson, del University College de Dublín, la gente se "asombró" por la "sinceridad y la dignidad" de la reina de Inglaterra.

Este destacó también se recordará el impacto de los pequeños gestos, como el uso del gaélico, el simbólico verde que lució el martes al apearse del avión o el "sutil recordatorio" de que ella también resultó personalmente afectada por conflicto anglo-irlandés.

El tío de su esposo Felipe Lord Louis Mountbatten, considerado por muchos como el que presentó a la pareja, fue asesinado por el Ejército Republicano Irlandés (IRA) en 1979.

"Fue más que una oportunidad para hacerse unas fotos", estimó Anderson. "Fue una reconciliación genuina de algo que duró 800 o 900 años".

El ex primer ministro británico John Major escribió en un artículo en el diario The Times que esta visita, que "hubiera sido imposible hace algunos años", "disipó una sombra antigua y oscura, consolidado una relación moderna y preparado el terreno para un futuro fértil".

El viaje no hubiera sido posible sin los Acuerdos de Paz del Viernes Santo que en 1998 pusieron fin a 30 años de violencia (3.500 muertos) entre protestantes unionistas y católicos republicanos en Irlanda del Norte -la parte de la isla que sigue bajo el dominio británico-, y permitieron normalizar las relaciones entre los dos países.

Las amenazas de los grupos extremistas republicanos opuestos al proceso de paz y una serie de avisos de bomba antes de la llegada de la soberana no lograron empañar la visita.

Esto obligó a las autoridades irlandesas a establecer un enorme dispositivo policial que impidió cualquier manifestación popular.



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