Los dirigentes europeos, muchos de ellos de vacaciones, se vieron empujados el viernes a movilizarse para tratar de enviar un mensaje tranquilizador a los mercados, completamente desbocados por el espectro de un contagio de la crisis de la deuda a España e Italia.
El comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn, viajará este viernes a Bruselas para dar una rueda de prensa a partir de las 10H20 GMT a la luz de los "últimos acontecimientos en la Eurozona", anunció por sorpresa el jueves su gabinete.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, que también se halla de vacaciones en el sur de Francia, hablará por teléfono con los jefes de gobierno de Alemania, Angela Merkel, y de España, José Luis Rodríguez Zapatero, según indicó el Palacio del Elíseo.
Tras una jornada negra el jueves, las principales bolsas europeas volvieron a desplomarse en la apertura: Fráncfort caía un 2,08%, Londres un 3,44% y en París 1,14%. En Asia, los parqués retrocedieron con fuerza.
La bolsa de Madrid abrió con pérdidas, invirtió la tendencia poco después gracias a un rumor alentador sobre una posible compra de bonos españoles por parte del Banco Central Europeo (BCE), y luego volvió a pasar al rojo, con una caída de 0,18% a las 08H30 GMT.
Los mercados reaccionan así a las temores crecientes de que la crisis de la deuda soberana en la zona euro que hasta ahora requirió el rescate de tres países -Grecia, Irlanda y Portugal-, se lleve por delante a la tercera y a la cuarta economías de la unión, Italia y España, respectivamente.
Las primas de riesgo de España e Italia, es decir, el diferencial del coste de sus bonos con el alemán, de referencia en la zona euro, marcaron este viernes nuevos máximos históricos, a niveles inasumibles por ambos Estados.
Las medidas tomadas el jueves por el BCE para tratar de calmar a los mercados no convencieron a los inversores.
Jean-Claude Trichet, presidente del BCE, anunció una nueva operación para facilitar liquidez a la banca durante seis meses, así como la compra de deuda de los países más frágiles.
No obstante, fuentes del mercado indicaron el jueves que el organismo se estaba limitando a comprar bonos irlandeses y portugueses, decepcionando a los inversores que esperaban que adquiriera títulos españoles e italianos.
La agencia Dow Jones Neswires informó en cambio el viernes de un rumor según el cual el BCE se interesó por los precios de los bonos de ambos países, haciendo pensar que podría comprar.
"Los movimientos pueden parecer extremos, pero se necesita una mayor intervención en el mercado de obligaciones para restaurar la confianza", subrayaron analistas de BNP Paribas.
Según economistas de Crédit Agricole CIB, para que el "programa de compra de deuda sea eficaz, los mercados deben creer que es potencialmente ilimitado en cuanto a su envergadura y que puede intervenir en todo momento".
Pero más allá de la tormenta bursátil, los temores a una recaída de la economía, especialmente en Estados Unidos y Europa, seguían reforzándose.
El Banco de España previó el viernes una ralentización del crecimiento en el segundo trimestre, de 0,2% con respecto a 0,3% entre enero y marzo, motivado por un "debilitamiento de la actividad en un clima marcado por el agravamiento de la crisis de la deuda soberana en la zona euro".
El elevado endeudamiento y el crecimiento anémico que están marcando la marcha de las economías occidentales en estos momentos ha disparado todas las alarmas en los mercados.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, admitió el jueves que la crisis ya se extiende más allá de los países periféricos de la Eurozona y llamó a actuar rápidamente para evitar una debacle mayor.
AFP