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sábado, 22 de octubre de 2011

Alivio en Irak por la retirada estadounidense, pero preocupa el futuro

Los iraquíes, traumatizados por los ocho años de guerra y violencia que siguieron a la caída de Sadam Husein en 2003, se mostraron aliviados el sábado tras el anuncio de retirada de las tropas estadounidenses, pero también preocupados por el futuro de su país.


El presidente estadounidense, Barack Obama, anunció el viernes la retirada de los 39.000 soldados norteamericanos que aún permanecen en Irak antes de finales de 2011, poniendo así fin a nueve años de conflicto iniciado por su predecesor George W. Bush.

Este anuncio se produce cuando ambos países han fracasado a la hora de acordar el mantenimiento de un contingente de militares instructores, aparentemente por un desacuerdo sobre la inmunidad jurídica de los soldados.

De los ocho años posteriores a la invasión estadounidense, los iraquíes lamentan que, si bien Sadam Husein fue derrocado, sus esperanzas de democracia, prosperidad y estabilidad no se han materializado.

Tras la caída del dictador, el país entró en una espiral de violencia confesional y étnica de la que a duras penas ha podido salir hoy.

Sin sorpresa, los movimientos políticos cercanos al jefe radical chiita Moqtada Sadr y todos aquellos que reclaman desde hace tiempo la salida de las tropas estadounidenses se felicitaron por el anuncio de Obama.

"El día de su salida representará un momento histórico y yo seré el hombre más feliz por la marcha del ocupante de nuestro país", espetó el jeque Abdel Rahman Munshid al Asi, jefe de la tribu Al Obaid en Kirkuk (norte), opuesto abiertamente a la presencia norteamericana.

"La retirada es un motivo de orgullo para los políticos y su origen es la presión de la calle iraquí", agregó, destacando también la "maravillosa actitud del primer ministro Nuri al Maliki".

Saad al Haj Qasim, un empresario de Mosul (norte), también piensa que la retirada "es una buena etapa hacia la mejora de la situación en Irak". "Espero que el terrorismo cese en el país y que la economía mejore tras la salida de los ocupantes", añadió.

El ex coronel Abu al Hamza, de Tikrit, considera que la retirada "ofrecerá una oportunidad a las fuerzas iraquíes de no depender que de sí mismas y de desarrollarse". "La presencia estadounidense ha sido una fuente de problemas para nosotros y su retirada comportará a buen seguro una mejora de la situación de los iraquíes".

Pero en esta región de gran inestabilidad, otros no ocultan sus temores a una degeneración de la situación, provocada por sus vecinos Irán y Siria. El presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, ya declaró el sábado que la salida de las tropas estadounidenses "comportará un cambio en las relaciones" entre los dos países, sin dar más precisiones.

"La retirada norteamericana es el desafío de seguridad, político y regional más peligroso al que hará frente el pueblo iraquí", advirtió Aso Mohamed Jorshid, un farmacéutico kurdo de 39 años de Kirkuk.
La salida de las tropas extranjeras supondrá una amenaza para el Estado iraquí, según este testimonio, "por las intervenciones regionales que llevan a los iraquíes a desear una separación y a no permanecer unidos en un mismo país".

Aslan Abdel Rahman Ahmed, propietario de un café en Kirkuk, es menos alarmista, pero insta "al gobierno y a los políticos a mantenerse unidos y hacer frente a todo tipo de intervención regional".

"La retirada es un elemento positivo, pero ¿es capaz Irak de garantizar la seguridad y de proteger su territorio de los ataques de Al Qaida y de agresiones extranjeras", se interroga Mohamed Abdalá Hamo, un antiguo oficial del ejército.

"Creo que la decisión de la retirada se ha tomado muy deprisa, sin tener en cuenta las amenazas exteriores: seremos un objetivo sencillo para los países vecinos y la guerra confesional podría volver", añadió.

AFP