(Reuters) – El presidente venezolano, Hugo Chávez, se acerca a la que sería la elección más costosa y feroz que haya enfrentado en más de una década y, aunque su necesidad de recursos crece al calor de la campaña, la posibilidad de una devaluación se aleja ante la reñida lucha por los votos.
El creciente déficit fiscal del país petrolero, la elevada inflación que resta poder de compra al bolívar y el golpeado flujo de caja de la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa), sugieren que el Gobierno venezolano debe apurar medidas para sostener la expansión del gasto público.
El militar retirado, a quien se le detectó un cáncer este año y cuyo apoyo electoral está bajo presión por una desatada delincuencia, el alto costo de la vida y los deficientes servicios públicos, deberá echar mano de todo su músculo financiero para dar continuidad a su proyecto socialista.
Una devaluación, sin embargo, no parece estar en el panorama en un año electoral.
“El costo político de la devaluación es muy alto en términos de mayor inflación y contracción económica”, dijo a Reuters Boris Segura, analista de Nomura.
“A pesar de que el déficit del próximo año será significativo, el Gobierno tiene modos de financiarlo sin recurrir a la devaluación”, agregó.
En el 2010, Chávez devaluó la moneda en dos oportunidades, con lo que el tipo de cambio quedó en 4,3 bolívares/dólar y creó un sistema secundario de asignación de divisas (Sitme) que le permite al Banco Central vender el billete verde a 5,3 bolívares a través de la transacción de bonos de deuda pública.
Miembros del equipo económico de Chávez han planteado los beneficios y la necesidad de una devaluación temprana, algo que por el momento ha sido descartado por el gabinete financiero, dijo una fuente familiarizada con las discusiones.
Ante las pocas probabilidades de que el Mandatario devalue formalmente la moneda en un año electoral, economistas apuestan a otros mecanismos que el Gobierno podría ejecutar para rendir los ingresos petroleros, que aportan 9 de cada 10 dólares que entran en el país.
La más factible sería un incremento de la tasa de cambio y de los montos asignados en el Sistema de Transacciones con Títulos en Moneda Extranjera (Sitme), buscando reducir la presión sobre las asignaciones a tasa oficial.
“Mientras el petróleo siga por encima de 90 dólares, se va a mantener la tasa de 4,30 bolívares. Pero el Sitme es diferente, ahí no hay costo político”, dijo Asdrúbal Oliveros de la firma Ecoanalítica, que calcula que el tipo de cambio real del dólar libre debería ser de unos 7,5 bolívares.
Economistas calculan que la tasa del Sitme podría elevarse hasta un 30 por ciento, a unos 7 bolívares por dólar, lo que disminuiría el impacto en las arcas públicas de una inflación que se prevé cerrará en torno al 27 por ciento.
El Gobierno ha aprobado recientemente varias resoluciones para aumentar el control y operatividad del Sitme a partir del próximo año, buscando dar más peso a este sistema para mantener las regulaciones cambiarias.
Devaluación segura… ¿Pero cuándo?
Los fundamentos económicos muestran la necesidad de una devaluación en el país petrolero, que mantiene el tipo de cambio artificialmente bajo en un contexto de expansión del gasto público, que tan sólo este año podría subir un 23 por ciento en términos reales, según Nomura.
“De lo que estamos hablando es de postergar una medida de devaluación porque después de las elecciones eso va a venir, independientemente de quién gane”, enfatizó Oliveros.
Pero, hasta que se resuelva la contienda electoral en octubre del 2012, el Ejecutivo dispondría de herramientas -como activos en moneda extranjera y varios fondos que maneja la presidencia-, incluso para capear el previsto deterioro de las condiciones financieras mundiales.
Barclays Capital calcula que Venezuela dispone de unos 78.900 millones de dólares para gastar en el 2012, incluyendo reservas internacionales, efectivo y portafolios de deuda e inversión en manos del sector público.
Además, se espera que el país socio de la OPEP continúe emitiendo deuda internacional, aunque esta opción le resulte cada vez más costosa debido a los altos cupones que debe pagar para asegurar la colocación de los papeles.
Venezuela ha emitido este año unos 17.000 millones de dólares en deuda, incluyendo bonos de Pdvsa, con cupones de entre un 9 y un 13 por ciento para generar un cambio implícito cercano a 5,3 bolívares que mantenga el funcionamiento del Sitme.
Postergar una devaluación contribuye, además, a mantener baratas las importaciones, lo que le permite a Chávez y a su equipo enfriar las presiones inflacionarias y prevenir brotes de escasez en productos básicos, que en el pasado han sido letales para las intenciones de voto.
“Los lavaplatos (detergentes) en Colombia tú los compras en 8 bolívares y aquí te los clavan en 29 bolívares. Esa es la especulación, el atropello, el robo en el capitalismo”, dijo Chávez esta semana tras aprobar una polémica ley que permite al Gobierno fijar precios en toda la cadena de comercialización.
Para sus adversarios, es precisamente la política de controles -de cambio y de precios-, lo que está impulsando los precios y desapareciendo los productos de los anaqueles.
Por Eyanir Chinea