EFE).- El presidente de Ecuador, Rafael Correa, calificó de “contundente derrota” a la marcha en contra de la minería a gran escala liderada por indígenas de oposición que llegó hoy a Quito, donde también se han concentrado miles de simpatizantes del Gobierno.
“Han sufrido otra contundente derrota. Somos millones más. En este momento en Quito somos 50.000, 60.000, mientras son ellos unas cuantas centenas pese a todo el apoyo y los garroteros de la prensa corrupta, de la derecha saqueadora”, dijo Correa ante miles de simpatizantes congregados en un parque de la capital.
Apuntó que “nada ni nadie podrá detener la revolución ciudadana”, en referencia al apelativo que usa para definir su proyecto político.
“Esto marcará una nueva victoria, un hito en la historia nacional, nuestra capacidad de movilización”, dijo Correa, al pedir a sus simpatizantes que no caigan en posibles provocaciones de la oposición.
Mientras él hablaba, el grueso de la marcha de protesta entraba a Quito por el sur, mientras que un grupo menor, de algunos centenares de personas, se dirigía por el norte al mismo parque donde intervenía Correa.
Según las indicaciones del Municipio, los partidarios del presidente debían haber abandonado “El Arbolito” a las 11.00 hora local (16.00 GMT), pero su marcha se atrasó dado que el presidente llegó más de una hora tarde.
La marcha indígena comenzó con algunos cientos de participantes el pasado 8 de marzo en El Pangui, un municipio amazónico donde se abrirá la primera mina a gran escala de la historia de Ecuador, que operará durante 25 años la empresa Ecuacorriente, de capital chino.
Correa, que rechazó que se denomine “marcha indígena” a la de protesta, pues asevera que miles de nativos apoyan a su Administración, señaló previamente a medios públicos que “hay absoluta calma, todo se desarrolla en paz, democracia y nosotros, además, con alegría, porque esta revolución la tenemos que hacer con alegría”.
“Estoy seguro que la democracia, la revolución ciudadana, el Gobierno saldrán fortalecidos”, comentó Correa, quien aseguró que no dialogarán con “mentirosos”, “malcriados” u “oportunistas”.
“Con la gente sana, a pesar de que no compartamos sus puntos de vista, por supuesto que siempre las puertas están abiertas”, señaló al apuntar que no era necesaria una movilización liderada por indígenas de oposición si el objetivo final era lograr el diálogo.
Correa dio un mensaje de “paz, democracia, alegría, pero firmeza”.
“No podemos ser ingenuos. Toda revolución tiene su contrarevolución; cada día tenemos que despertarnos como si no hemos ganado absolutamente nada. Nuestros adversarios son inmensos, minoritarios, pero poderosísimos”, dijo al mencionar entre ellos a cierta prensa y empresarios, así como intereses internacionales.
Defendió la importancia de desarrollar proyectos de minería con estricto control ambiental y criticó a los dirigentes indígenas que, con la marcha, se han opuesto a proyectos de extracción a gran escala.
Además de oponerse a los planes del Gobierno de desarrollar esa minería, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), que encabeza la movilización, reclama una redistribución de tierras y del acceso al agua, entre otras demandas.
Correa descartó que el principal contaminante del agua sea la minería y señaló que se puede tener “buen agua y buena minería”.
Anteriormente, Correa había acusado a los organizadores de la marcha indígena contra la minería de querer “desestabilizar” a su Gobierno, algo que ha negado el presidente de la Conaie, Humberto Cholango.
“No hay ninguna desestabilización, no hay ningún intento de ruptura del orden constitucional”, afirmó Cholango quien lidera la marcha que comenzó a ingresar hoy en la capital ecuatoriana donde también hay concentraciones en respaldo al Gobierno en distintos puntos en especial en la zona del centro colonial.
Dirigentes de la marcha de protesta esperan reunirse en la tarde con el presidente de la Asamblea Nacional, Fernando Cordero, del movimiento oficialista Alianza País.