Los sicarios o asesinos a sueldo, cuyo accionar se ha visto de cerca en recientes delitos cometidos en Lima, pueden haber activado los “genes de la violencia” en sus hogares, casi siempre violentos y conflictivos, opinó hoy el psicólogo social, Jorge Yamamoto.
Explicó que existen personas que poseen una carga genética que los podría hacer proclives a protagonizar actos violentos, como el sicariato, pero esta no se activa, a menos que se les exponga desde la infancia a situaciones, por ejemplo, de maltrato físico, sexual o psicológico.
“Un error muy común es creer que la carga genética es determinante para la violencia, lo cual es falso. No es suficiente tener la carga genética, sino también una serie de episodios que hacen que, desde muy temprana edad, estos genes se activen”, señaló.
El experto, quien lidera diversos estudios de psicología social con la Pontificia Universidad Católica del Perú, sostuvo que uno de los ejes que articulan el perfil de los sicarios tiene que ver con cierto tipo de genes, que son distintos a los de las personas más pacíficas.
A modo de ejemplo, mencionó que una persona puede poseer la cadena de genes de la violencia, pero a lo largo de su vida no tener las oportunidades para alimentarla. Por lo tanto, esa persona no llega a convertirse en alguien violento, ni en su familia ni en la sociedad.
También el accionar de los sicarios puede tener una explicación en la personalidad antisocial, la cual se caracteriza por no desarrollar el área del cerebro que “dispara” el sentimiento de culpa frente a una mala acción o ante la comisión de un delito.
“Estas personas reaccionan de la misma forma cuando observan imágenes de un crimen con sufrimiento o imágenes de un niño caminando tranquilo por el parque.Carecen de emociones y evitan el sentimiento de culpa”, anotó el especialista.
Otro factor que contribuye a formar el perfil del sicario es estar sometido a condiciones de exclusión social, en medio de un escenario en el cual el país tiene desarrollo y crecimiento económico, pero en el que se descuidan la educación y el fortalecimiento de los valores.
Además, Yamamoto consideró importante identificar cuáles son las frustraciones de los sectores menos favorecidos y, una vez satisfechas sus necesidades, dijo, se reduce la probabilidad de que ocurran hechos violentos y nocivos para la sociedad.
ANDINA