La sonda Voyager 1, el objeto espacial que ha llegado más lejos de la Tierra, ha llegado al espacio interestelar o una "nueva estructura" desconocida hasta ahora y que se encontraría justo antes de salir del Sistema Solar, confirmó hoy el responsable científico de esta misión Edward Stone.
"Queremos ser muy cautos. Creemos que en las próximas semanas, probablemente en diciembre,podremos decir si estamos fuera (del Sistema Solar) o dentro, pero en todo caso en una región bien conectada al exterior", sostuvo el científico en una conferencia pública que ofreció en el Centro Europeo de Física de Partículas (CERN), en Ginebra.
Para obtener una respuesta definitiva, el equipo científico de la Voyager 1 debe seguir midiendo de manera exacta la dirección del campo magnético, que varía dependiendo de la ubicación -fuera o dentro del Sistema Solar- de la sonda, explicó a Efe tras la conferencia.
Lo que es seguro es que el pasado abril la Voyager 1 entró en una área llamada por los científicos de "inactividad" y que desde finales de agosto la sonda se encuentra seguramente "en una zona conectada al exterior o quizás ya en el exterior", dijo Stone, refiriéndose al medio interestelar, que es el espacio entre las estrellas.
En la parte final de la conferencia dedicada a las preguntas del público, Stone tuvo que volver varias veces a la cuestión de si la sonda realmente ha conseguido salir del Sistema Solar, pero insistió en que ahora no se puede dar una respuesta definitiva.
La Voyager 1 fue lanzada en septiembre de 1977 y es la misión espacial que más tiempo ha conseguido mantenerse activa y más lejos ha logrado llegar, ubicándose actualmente a una distancia de 18.200 millones de kilómetros del Sol.
Además, desde su lanzamiento envía información a la Tierra a través de transmisiones de radio.
Antes de dirigirse hacia el espacio interestelar, esa sonda pasó por Júpiter (1979) y Saturno (1980), dos planetas sobre los que aportó información nueva y valiosa, como el descubrimiento en el primero del único volcán activo fuera de la Tierra.
La Voyager 2, la sonda "gemela" en esta misión, consiguió llegar a Urano (1986) y Neptuno (1989) y fue fundamental en determinar que el primer planeta está inclinado sobre un lado y que su atmósfera cuenta con energía mínima, mientras que en el segundo se observaron vientos solares más rápidos que los conocidos.
"Cada vez hemos debido cambiar nuestra visión del sistema solar, que es muy limitada, y esto sigue sucediendo a medida que las sondas avanzan", sostuvo Stone, quien trabaja en la misión desde hace 40 años y es responsable de ella desde hace 35.
A pesar de las informaciones que circulan sobre las dificultades financieras de la misión, el científico se mostró optimista y convencido de que seguirá operando, aunque confirmó que lo hace con un pequeño equipo de una decena de personas.
Señaló que "la única cosa que va a limitar la vida de esta sonda es el combustible, si nada se rompe antes".
La misión, que pertenece a la NASA estadounidense, tiene un presupuesto anual de 5 millones de dólares, pero cada tres años se debe renovar la petición de fondos, indicó.
EFE