La presidenta de Argentina, la peronista Cristina Fernández de Kirchner, aludió en un acto esta tarde en la periferia de Buenos Aires a la inseguridad ciudadana de su país, uno de los asuntos que más preocupan a la población, y por la noche retiró de su puesto a la ministra de Seguridad, Nilda Garré, que se había destacado en su lucha contra una de las causas del delito, la corrupción policial. Garré, que será enviada como embajadora ante la Organización de Estados Americanos (OEA), será reemplazada por quien hasta ahora se desempeñaba como ministro de Defensa, Arturo Puricelli, que acababa de ser imputado por un fiscal por presunta corrupción. A su vez, la cartera de Defensa recaerá en el jefe del grupo kirchnerista en la Cámara de Diputados, Agustín Rossi.
Los dos cambios del gabinete son los primeros en el segundo Gobierno de Fernández, que comenzó en diciembre de 2011. No había removido a ningún ministro desde finales de 2010, cuando ante dos casos de violencia policial optó por poner a Garré, una política progresista, al frente de Seguridad. En aquel entonces la Policía Federal había quedado manchada porque en un desalojo había muerto tres inmigrantes sudamericanos a manos de uniformados de esa fuerza y de los de la Policía Metropolitana, a cargo del alcalde de Buenos Aires, el conservador Mauricio Macri. También agentes de la Federal habían dejado que una banda de sindicalistas peronistas asesinaran a un militante trotskista.
Garré destituyó a decenas de policías sospechados de corrupción. También ordenó que las fuerzas de seguridad dejaran de ir con armas de fuego a controlar manifestaciones, de modo de evitar los habituales represiones violentas, como las que siguen protagonizando policías provinciales y la Metropolitana. La ahora exministra removió además a la Federal de los barrios de chabolas de Buenos Aires donde más droga se trafica y puso allí a fuerzas aparentemente menos corrompidas, como la Gendarmería Nacional (policía de fronteras) y la Prefectura Naval. Pero tanto combate contra la corrupción policial no llegó a reducir el delito, aunque claro que la falta de estadísticas tampoco contribuye a una correcta evaluación del fenómeno.
Argentina tiene la segunda menor tasa de homicidios de Latinoamérica, con 5,5 por cada 100.000 habitantes, solo superada por Chile, aunque la cifra del Gobierno de Fernández data de 2009, antes de que Garré llegara al ministerio. Lo que va mal es la cifra de robos: Argentina es el país de la región con un índice más alto, de 973 por cada 100.000 habitantes, según la estadística de 2010. Ambos son números oficiales recogidos por la OEA. La mitad de los argentinos se siente inseguro, según encuestas publicadas por la ONU. Sucede que los niveles de delincuencia callejera son mayores que los históricos, aunque menores a los que había dejado la brutal crisis socioeconómica de 2001 y 2002.
La ahora exministra también enfrentó el año pasado rebeliones de los gendarmes y prefectos por descuentos salariales que fueron responsabilidad de su hermano, por entonces funcionario. Su poder se iba diluyendo mientras crecía el de su subalterno, el secretario de Seguridad, Sergio Berni, de mejor relación con los policías.
Cuando faltan pocos meses para las elecciones legislativas de agosto y octubre próximos, Fernández finalmente desplazó a la ministra de Seguridad y puso en su lugar a Puricelli, que viene cuestionado por la falta de abastecimiento de la base militar argentina en la Antártida. Un fiscal ha iniciado recientemente una investigación contra el ahora exministro de Defensa por presuntas irregularidades en las subastas de contratos para asistir por mar y aire a la base austral.
En el Ministerio de Defensa recalará Rossi, en otra decisión que puede estar relacionada con los comicios que pondrán en evidencia el nivel de popularidad de Fernández en la mitad de su segundo gobierno. Rossi había sido un eficaz jefe del grupo kirchnerista en la Cámara de Diputados, capaz de disciplinar a la tropa propia y aliada para aprobar todos los proyectos de leyes que ha requerido Fernández. Sin embargo, sus perspectivas como candidato a diputado en las elecciones no eran las mejores. Rossi es de la provincia de Santa Fe, que gobierna el Partido Socialista y donde se postulará a diputado el exgobernador Hermes Binner, de esa misma fuerza. También allí pisa fuerte el actor cómico Miguel del Sel, del mismo partido que Macri, Propuesta Republicana (PRO). Ahora que Rossi será ministro, puede que la candidata sea su rival en el kirchnerismo santafesino, la más popular María Eugenia Bielsa, hermana del entrenador del Athletic de Bilbao, Marcelo Bielsa.
Santa Fe es una plaza electoral importante donde el kirchnerismo carece de fuerza, al igual en la provincia de Córdoba, donde la contienda está centrada entre el peronismo antikirchnerista y la Unión Cívica Radical (UCR). En la capital, el PRO ha superado al kirchnerismo en los últimos años, mientras que en el principal distrito, la provincia de Buenos Aires, donde votan casi cuatro de cada diez argentinos, el gubernamental Frente para la Victoria espera lograr un triunfo. Allí es donde la inseguridad pega más fuerte, más allá de que en los últimos días se haya desatado una guerra de narcotraficantes en Rosario, provincia de Santa Fe.
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