El Pabellón de Venezuela en la 55 edición de la Bienal de Arte que quedó hoy inaugurada es el único que se ha atrevido a apostar por el grafiti como expresión de arte contemporáneo, con obras realizadas por colectivos de artistas urbanos que se ha preferido que permanecieran anónimos.
"Arte urbano. Una estética de la subversión", se titula esta propuesta venezolana curado por el veterano Juan Calzadilla, reconocido investigador, poeta y artista venezolano.
En el pabellón da la bienvenida un grafiti que representa a Simon Bolívar con gafas de sol.
Después, en una de las salas se proyecta una vídeo-instalación formada por tres pantallas, una experiencia visual por toda Caracas en las que se descubren formas de expresión y estéticas a través de técnicas como el grafiti, los "stickers", el cartelismo, la pegatinas, el "esténcil" y el muralismo.
En otra sala, se abre la espectacular instalación con animaciones en tres dimensiones sobre la base de un grafiti, mientras que en el exterior un gran mural ha sido realizado por diferentes colectivos de grafiteros y diseñadores gráficos.
La intención del pabellón venezolano era la de "proyectar en Venecia la urbe, esta ciudad que se vive cada día, la ocupación anónima de estos artistas que podríamos llamar subversivos", explicó a EFE el comisario, Edgar Ernesto González.
Con este proyecto, añadió González, "se analizan estas técnicas de grafiti, pero además se puede observar la 'venezonalidad' de este arte, ya que en muchos de ellos hay un aspecto criollo".
La exposición quiere también alejar el concepto del grafiti como "acción vandálica" y promover que, "a través del grafiti, se ha motivado a muchos jóvenes a interesarse por el arte"
Se ha convocado para este proyecto a determinados colectivos pero en ningún momento se sabe de quién son las obras, en un intento de romper "el mito de llevar a Venecia el artista venezolano más destacado en el panorama nacional".