“Aún no se ha superado la crisis, pero hay señales alentadoras”
En una entrevista con el semanario alemán, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, defiende sus políticas para rescatar el euro, recuerda que los temores alemanes no han llegado a materializarse y que las condiciones de la zona euro en general están mejorando.
Pregunta. Señor Draghi, ¿conoce usted a Andrea Nahles?
Respuesta. He oído el nombre antes, pero no la conozco personalmente.
P. Nahles es la nueva ministra de Trabajo alemana y jefa de Jörg Asmussen, su ex colega en el consejo ejecutivo del BCE. El hecho de que abandone este prestigioso cargo ha sorprendido en Alemania. ¿Le ha expulsado usted?
R. Jörg y yo teníamos una excelente relación personal y profesional. Considero que su regreso al Gobierno es una gran pérdida para nosotros. Naturalmente, no siempre estábamos de acuerdo.
P. Asmussen es el tercer banquero central alemán que deja su cargo de forma prematura. ¿Por qué los alemanes no están contentos en el BCE?
R. No puede comparar estos casos. Jörg ha dejado claro que se vio forzado a volver a Berlín solo por razones familiares. No tengo motivo para dudar de ello.
P. Axel Weber y Jürgen Stark dimitieron por su política, que dio lugar a su famoso comentario en Londres hace un año y medio de hacer “todo lo necesario” para salvar el euro. ¿Entiende el desacuerdo de muchos alemanes?
R. Weber y Stark dimitieron antes de que yo llegase al BCE. Pero la verdad es que las condiciones en la eurozona han mejorado considerablemente desde entonces. Piense en los últimos acontecimientos: los países afectados por la crisis como Irlanda y Portugal están saliendo del programa de rescate, las primas de riesgo por los préstamos en los países del sur de Europa que sufren la crisis están disminuyendo e inversores de todo el mundo están invirtiendo otra vez en Europa. En otras palabras, la mayoría de los datos económico-financieros están siendo positivos.
P. ¿Está diciendo que la crisis del euro ha terminado?
R. No, pero no se han confirmado los temores de algunos sectores de la opinión pública en Alemania. ¿De qué no se nos ha acusado? Cuando ofrecimos más liquidez a los bancos europeos hace dos años, se dijo que habría una tasa de inflación elevada. No ha ocurrido nada de eso. Cuando hice mi comentario en Londres, corría el rumor de que se había producido un incumplimiento del mandato del banco central. Pero habíamos dejado claro desde el principio que estamos actuando dentro de nuestro mandato. Se decía cada vez, “por Dios, este italiano está arruinando a Alemania”. Había una angustia perversa y se decía que las cosas se estaban poniendo feas, pero ha sucedido lo contrario: la inflación es baja y la incertidumbre ha disminuido.
P. La crisis económica en Europa sigue amenazando al euro.
R. Todavía no se ha superado la crisis, pero hay muchas señales alentadoras. La economía se está recuperando en muchos países, los desequilibrios en el comercio europeo se están reduciendo y los déficits presupuestarios en la unión monetaria están descendiendo. Eso es más de lo que se esperaba hace un año.
R. En Grecia han mejorado bastantes cosas, pero el país tiene que hacer más esfuerzos, no cabe ninguna duda.P. Pero el nivel de deuda en muchos países sigue aumentando, y hay menos voluntad de reformar. Grecia, por ejemplo, incumplirá otra vez sus objetivos. ¿Necesita el país otro rescate?
P. De hecho, la situación es desastrosa. Si el Estado tiene que pedir préstamos de emergencia otra vez, Grecia estará viviendo definitivamente a costa del resto de la eurozona.
R. Algunos países necesitan un programa que dure tres años, otros tardan algo más. En Grecia, la situación al principio era especialmente difícil, por lo que tenemos que ser muy pacientes con el país. No es una sorpresa.
P. El proceso de reforma también se está frenando en otros países, como en Francia. ¿Hasta qué punto le preocupa la segunda economía de la eurozona?
R. Francia se está enfrentando a los mismos problemas que otros países que necesitan equilibrar sus presupuestos y realizar reformas estructurales. Muchos Estados han incrementado los impuestos y han disminuido las inversiones primero. Esa es la forma más fácil, pero ambas estrategias debilitan el crecimiento. Una vía más esperanzadora pasa por la reducción del gasto público y la introducción de reformas estructurales en el mercado laboral.
P. El problema es que Francia no está haciendo eso. ¿Se está cansando de instar repetidamente al país a que lleve a cabo reformas y de que luego no suceda nada?
R. En latín se dice: Repetita iuvant, repetir es beneficioso. Cuantos menos cambios se realizan en un país, más a menudo repito mis mensajes. Y funciona.
P. Parece que un número creciente de países que ya no pueden oír su mensaje. La nueva coalición en Alemania quiere deshacer las reformas de las pensiones aprobadas por el Gobierno de coalición entre la izquierda y los verdes, y quiere introducir un salario mínimo de 8,5 euros por hora. ¿Estas políticas ayudan al euro?
R. Es demasiado pronto para analizar las políticas del nuevo Gobierno alemán. Solo puedo decir que la crisis ha demostrado que la unión monetaria es incompleta y que hay que solucionar los puntos débiles. Como mejor ayuda Alemania al euro es reforzando su competitividad y fomentando el crecimiento. Todo lo que ayude a ese proceso es adecuado, lo demás es inadecuado.
P. Muchos economistas consideran que la competitividad alemana es el verdadero problema de la eurozona y piden que el Estado reduzca las exportaciones. ¿Qué piensa de eso?
R. Es una perspectiva mecanística de la actividad económica, y no hay mucho que pueda hacer al respecto. No haremos más fuertes a los débiles haciendo más débiles a los fuertes, como dijo un hombre sabio. Eso también es válido para la economía. Si Alemania fuese menos competitiva, toda la eurozona perdería porque entonces se produciría menos.
P. En Alemania, la política del BCE no es popular porque ha bajado tanto los tipos de interés para las inversiones que a menudo no compensan la inflación. Es decir, que solo los estúpidos ahorran.
P. ¿De verdad? Uno de los objetivos declarados de su política es la supresión indirecta de los tipos de interés a largo plazo.R. Eso no es culpa del BCE. La relación entre los tipos de interés a corto plazo establecidos por el BCE y los tipos a largo plazo que se pagan en las inversiones relevantes para los ahorradores en Alemania no es muy importante.
R. No, especialmente en los últimos años fuimos incapaces de controlar los tipos de interés a largo plazo porque los inversores estaban muy inquietos por la crisis del euro. Esa es la razón por la que todo el mundo ha estado llevando dinero a Alemania para comprar bonos seguros de su Gobierno y por la que los tipos de interés en el país han bajado. Nos tomamos muy en serio las preocupaciones de los ahorradores. Pero ¿cómo podemos responder? Dirigimos la política monetaria en toda la eurozona, no en un solo país. Si no podemos disipar la incertidumbre, muchos inversores volverán a sacar su dinero de Alemania y los tipos de interés aumentarán de nuevo.
P. La Reserva ha anunciado ahora que reducirá las compras de bonos del Gobierno. ¿Qué significa eso para la eurozona?
R. Si la Reserva Federal decide adquirir bonos del Tesoro estadounidenses por valor de un billón de dólares al año, eso afecta a los tipos de interés en todo el mundo. Hasta ahora, los mercados han dado muestras de que el anuncio de la Reserva no ha afectado a los mercados de la eurozona. Su fortaleza es mayor que hace un año.
P. Eso no ayuda mucho a los ahorradores. Las cuentas de ahorro ofrecen un interés anual del 0,8% anual en Alemania mientras la inflación es del 1,3%. ¿Piensa que eso es algo normal y sano?
R. No es normal, ni sano. El tipo de interés real debería ser positivo en condiciones normales. Hoy en día es negativo en algunos países, en otros es positivo e incluso demasiado alto. Somos muy conscientes de los riesgos que conlleva dicha fragmentación.
P. ¿A qué riesgos se refiere?
R. En primer lugar, la estabilidad del sistema financiero corre peligro si los tipos de interés son demasiado bajos durante demasiado tiempo. Hasta ahora, sin embargo, solo hemos observado unos aumentos de precios significativos en algunos mercados específicos y limitados, como algunos sectores inmobiliarios europeos. El segundo riesgo grave es que la inflación, que ya es claramente inferior a nuestro objetivo del 2%, pueda disminuir más. Sin embargo, aún no observamos ninguna deflación, es decir, una bajada generalizada de los precios, pero tenemos que tener mucho cuidado de no caer permanentemente por debajo de una tasa del 1% y, por tanto, en la zona de peligro.
P. ¿Cómo piensa reaccionar ante ello?
R. En este momento no creemos que sea necesario actuar de forma inmediata. No estamos en la misma situación que en Japón. Allí, la expectativa de una bajada de los precios era constante. En la eurozona, los que participan en los mercados están convencidos de que la inflación aumentará otra vez hasta cerca del 2%, pero no lo superará. Además, Japón no respondió durante mucho tiempo con tanta determinación como el BCE en términos de política monetaria. Y, por último, los bancos y las empresas japonesas estaban en peor situación que las de la eurozona hoy día.
R. Es extremadamente importante. El sistema financiero europeo sigue estando fragmentando. Sin embargo, la diferencia en los costes de financiación para los bancos de la eurozona ya no es tan grande como hace dos años. Pero las diferencias en los préstamos siguen siendo muy grandes, y en algunos países, el flujo de crédito se ha interrumpido. La unión bancaria puede ayudar a restablecer la confianza en los préstamos transfronterizos. El objetivo más importante del análisis de calidad de los activos es la transparencia. Queremos sacar a la luz lo que está oculto en los balances generales de los bancos.P. ¿Qué importancia tiene el proyecto de unión bancaria?
P. La UE acaba de aprobar un procedimiento para gestionar los bancos que no son viables. ¿Cumple sus expectativas el nuevo mecanismo de resolución?
R. Quiero de verdad que dicho mecanismo funcione. Nosotros, como organismo supervisor, solo decidimos si un banco es viable o no. Luego, la autoridad de resolución tiene que decidir qué hacer con el banco: cerrarlo, escindirlo o venderlo. El problema es que cuando decimos que el banco no es viable hay que tomar medidas de forma extremadamente rápida. Y no cabe duda de que eso no funciona cuando cientos de personas en toda Europa tienen que discutir qué se debe hacer.
P. ¿Pero eso es cierto con la decisión que se ha tomado ahora?
R. Si hay que tomar medidas urgentes, tendremos un procedimiento urgente que da 24 horas al consejo y a la comisión para decidir las propuestas del consejo del mecanismo de resolución. Si no deciden que un banco se liquide, habrá suficiente presión para que encuentren una solución.
P. ¿En qué situación se encuentran los bancos europeos?
R. Para averiguarlo, analizaremos detalladamente los balances generales de los bancos este año. No se puede emitir un juicio concluyente antes. Pero el sistema bancario se encuentra en una situación mucho mejor que hace cuatro años. Desde entonces, se han inyectado cerca de 500.000 millones de euros de capital nuevo en los bancos de la eurozona y muchas entidades han cambiado sus modelos de negocio. De lo que tampoco cabe duda es de que casi todos los bancos han estado realizando operaciones mucho más rentables y con menores costes.
P. ¿Cuánto tiempo más puede durar el conflicto entre usted y Jens Weidmann, el presidente del Bundesbank?
R. Preferiría hablar de convergencia en vez de conflicto. Nuestras posturas se han acercado claramente y ha mejorado la cooperación. Si piensa en la última bajada de tipos, Weidmann mostró al principio algunas reservas, pero luego dijo que esta medida estaba justificada. He dicho a menudo que tengo gran respeto por el Bundesbank como institución y por lo que significa para los alemanes.
P. Algunos economistas en Alemania hablan de “club Med” cuando se refieren a los países del sur de Europa en el consejo de gobierno y le acusan de copiar la política de inflación del Banco de Italia en la década de 1970.
P. Es probable que a principios de año Tribunal Constitucional Federal alemán decida si el programa de compra de bonos del BCE cumple la Ley Fundamental. ¿Le preocupa el veredicto?R. Solo hay unos pocos que insinúen que estoy ayudando a Italia porque soy italiano. Eso no me afecta. He demostrado bastantes veces que cumplo estrictamente el mandato del banco central y que llevo a cabo una política para toda la eurozona. También se puede decir lo mismo de mis compañeros en el consejo de gobierno. Nadie piensa en él en categorías nacionalistas; eso se puede decir más bien de aquellos que vierten dichas críticas injustificadas.
R. No tiene sentido pensar en una resolución de un tribunal con antelación, pero estamos seguros de que estamos actuando dentro de nuestro mandato en todas nuestras decisiones sobre política monetaria.
P. ¿Qué hará si los jueces establecen un límite en las compras de bonos gubernamentales?
R. Ya existen límites. Hemos dicho desde el principio que nuestro programa se limitaría a la compra de bonos con vencimientos a corto plazo. Aparte de eso, solo podemos esperar, no tenemos un plan B.
P. El Gobierno federal ha nombrado a Sabine Lautenschläger, la actual vicepresidenta del Bundesbank, para suceder a Asmussen. ¿Qué opina de ella?
R. Hace años que conozco a Lautenschläger y aprecio su trabajo como supervisora. El nombramiento de los miembros del consejo de gobierno es competencia de los Gobiernos de la eurozona, pero me alegraría mucho que el puesto lo pudiese ocupar una mujer.
P. Gracias por esta entrevista, señor Draghi.
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