El papa Francisco visitará Rusia sólo con el beneplácito de la Iglesia Ortodoxa Rusa (IOR), viaje que debe estar precedido por una reunión en territorio neutral, aseguró a Efe Paolo Pezzi, arzobispo de Moscú.
"El papa vendría a Rusia con gusto, pero sólo con el beneplácito de la Iglesia Ortodoxa", afirmó el italiano Pezzi, jefe de la minoritaria comunidad católica rusa.
Pezzi restó así importancia al hecho de que en la primera reunión mantenida recientemente en el Vaticano entre el papa y el presidente ruso, Vladímir Putin, éste último no invitara oficialmente al pontífice romano a visitar este país.
"La posible visita del papa ya no depende de esa invitación. Antes que nada, debe haber un acuerdo entre ambas iglesias", separadas desde el cisma de 1054, apuntó.
Las anteriores invitaciones al fallecido Juan Pablo II por parte del último dirigente soviético, Mijaíl Gorbachov, y por el primer presidente ruso, Borís Yeltsin, las relaciona Pezzi con la difícil coyuntura política tras la caída de la URSS.
"Las circunstancias han cambiado. Lo más importante es que cuando un presidente de una nación se reúne con el papa es porque ve en él algo más que una persona con un grandísimo carisma y una figura política que hay que tener en cuenta. Los resultados los veremos en los próximos meses", señaló.
La preparación del encuentro en territorio neutral entre el jefe de la Iglesia Católica Romana y el patriarca ruso, Kiril, "tiene lugar desde hace tiempo" y "podría ocurrir en Italia, en Roma o en otro lugar importante para el Cristianismo".
"En lo que ambas partes están de acuerdo es que la reunión no puede ser una simple charla. Debe suponer un impulso en el camino hacia un diálogo pleno. Por eso, ahora estamos decidiendo cuáles deben ser los temas del encuentro", apuntó.
Pezzi destaca que en la reunión que mantuvo con el papa Francisco éste demostró estar sorprendentemente familiarizado con la situación en Rusia y le preguntó sobre las relaciones entre los católicos locales y la IOR, y la formación de sacerdotes.
"Percibí un gran interés por su parte. La realidad es que en Rusia el nuevo papa despierta mucho interés. Atrae a la gente hacia Cristo con su carisma. Expresa ideas aparentemente simples, pero al mismo tiempo muy profundas. Inspira a la gente a pensar", comentó.
Con todo, Pezzi considera "prematuro" hablar de acercamiento entre ambas iglesias, aunque el cardenal católico Kurt Koch mantuvo una "fructífera" reunión en diciembre con Kiril y el jefe de la diplomacia de la IOR, Hilarión.
"Hay diferencias en cuanto a dogmas y misterios. No es que sean obstáculos, pero necesitan aclaración. La gran cuestión es la jurisdicción del papa romano. Es decir, cómo se ve la supremacía del pontífice. La Iglesia Católica es universal por definición", indicó.
En su opinión, la IOR no acepta la supremacía del papa católico sobre todos los cristianos, aunque Pezzi no considera que eso sea "causa de conflicto".
Al mismo tiempo, el arzobispo católico considera una cosa del pasado las acusaciones de proselitismo y destacó que, en el terreno de la moral, en particular en lo que se refiere a la oposición a los matrimonios homosexuales, las posturas son coincidentes.
"Hablamos de los valores cristianos que enriquecen a la sociedad. Tenemos la misma fe, el mismo Dios. Eso es lo más importante", destacó.
Entre los ámbitos en los que ambas iglesias pueden cooperar destaca la lucha contra la pobreza y la defensa de las comunidades cristianas allá donde sufren persecución, como es el caso de Oriente Medio y el Norte de África.
Pezzi considera que a día de hoy la "no muy numerosa" comunidad católica (unos 600.000 fieles), no afronta obstáculos ni limitaciones para desarrollarse y cumple libremente su servicio pastoral.
No obstante, existen algunos problemas como la devolución de los edificios que eran propiedad de la Iglesia Católica antes de su expropiación por los bolcheviques tras la revolución de 1917, proceso que apenas acaba de empezar.
"También hay problemas burocráticos para construir iglesias, aunque sean pequeñas", apunta, lo que obliga a algunas comunidades a celebrar sus reuniones y oficiar sus misas en apartamentos particulares.
Las relaciones entre ambas iglesias viven una período de deshielo desde que el papa Benedicto XVI sustituyera en 2005 al fallecido Juan Pablo II, lo que permitió que Rusia y el Vaticano establecieran relaciones diplomáticas plenas en 2009.
Entre otras cosas, la IOR acusó al pontífice polaco, reconocido por su contribución a la caída del comunismo, de promover el resurgimiento de la Iglesia Católica de rito oriental (Uniata) en un territorio históricamente ortodoxo como Ucrania, por lo que le impidió visitar Rusia.
"El papa vendría a Rusia con gusto, pero sólo con el beneplácito de la Iglesia Ortodoxa", afirmó el italiano Pezzi, jefe de la minoritaria comunidad católica rusa.
Pezzi restó así importancia al hecho de que en la primera reunión mantenida recientemente en el Vaticano entre el papa y el presidente ruso, Vladímir Putin, éste último no invitara oficialmente al pontífice romano a visitar este país.
"La posible visita del papa ya no depende de esa invitación. Antes que nada, debe haber un acuerdo entre ambas iglesias", separadas desde el cisma de 1054, apuntó.
Las anteriores invitaciones al fallecido Juan Pablo II por parte del último dirigente soviético, Mijaíl Gorbachov, y por el primer presidente ruso, Borís Yeltsin, las relaciona Pezzi con la difícil coyuntura política tras la caída de la URSS.
"Las circunstancias han cambiado. Lo más importante es que cuando un presidente de una nación se reúne con el papa es porque ve en él algo más que una persona con un grandísimo carisma y una figura política que hay que tener en cuenta. Los resultados los veremos en los próximos meses", señaló.
La preparación del encuentro en territorio neutral entre el jefe de la Iglesia Católica Romana y el patriarca ruso, Kiril, "tiene lugar desde hace tiempo" y "podría ocurrir en Italia, en Roma o en otro lugar importante para el Cristianismo".
"En lo que ambas partes están de acuerdo es que la reunión no puede ser una simple charla. Debe suponer un impulso en el camino hacia un diálogo pleno. Por eso, ahora estamos decidiendo cuáles deben ser los temas del encuentro", apuntó.
Pezzi destaca que en la reunión que mantuvo con el papa Francisco éste demostró estar sorprendentemente familiarizado con la situación en Rusia y le preguntó sobre las relaciones entre los católicos locales y la IOR, y la formación de sacerdotes.
"Percibí un gran interés por su parte. La realidad es que en Rusia el nuevo papa despierta mucho interés. Atrae a la gente hacia Cristo con su carisma. Expresa ideas aparentemente simples, pero al mismo tiempo muy profundas. Inspira a la gente a pensar", comentó.
Con todo, Pezzi considera "prematuro" hablar de acercamiento entre ambas iglesias, aunque el cardenal católico Kurt Koch mantuvo una "fructífera" reunión en diciembre con Kiril y el jefe de la diplomacia de la IOR, Hilarión.
"Hay diferencias en cuanto a dogmas y misterios. No es que sean obstáculos, pero necesitan aclaración. La gran cuestión es la jurisdicción del papa romano. Es decir, cómo se ve la supremacía del pontífice. La Iglesia Católica es universal por definición", indicó.
En su opinión, la IOR no acepta la supremacía del papa católico sobre todos los cristianos, aunque Pezzi no considera que eso sea "causa de conflicto".
Al mismo tiempo, el arzobispo católico considera una cosa del pasado las acusaciones de proselitismo y destacó que, en el terreno de la moral, en particular en lo que se refiere a la oposición a los matrimonios homosexuales, las posturas son coincidentes.
"Hablamos de los valores cristianos que enriquecen a la sociedad. Tenemos la misma fe, el mismo Dios. Eso es lo más importante", destacó.
Entre los ámbitos en los que ambas iglesias pueden cooperar destaca la lucha contra la pobreza y la defensa de las comunidades cristianas allá donde sufren persecución, como es el caso de Oriente Medio y el Norte de África.
Pezzi considera que a día de hoy la "no muy numerosa" comunidad católica (unos 600.000 fieles), no afronta obstáculos ni limitaciones para desarrollarse y cumple libremente su servicio pastoral.
No obstante, existen algunos problemas como la devolución de los edificios que eran propiedad de la Iglesia Católica antes de su expropiación por los bolcheviques tras la revolución de 1917, proceso que apenas acaba de empezar.
"También hay problemas burocráticos para construir iglesias, aunque sean pequeñas", apunta, lo que obliga a algunas comunidades a celebrar sus reuniones y oficiar sus misas en apartamentos particulares.
Las relaciones entre ambas iglesias viven una período de deshielo desde que el papa Benedicto XVI sustituyera en 2005 al fallecido Juan Pablo II, lo que permitió que Rusia y el Vaticano establecieran relaciones diplomáticas plenas en 2009.
Entre otras cosas, la IOR acusó al pontífice polaco, reconocido por su contribución a la caída del comunismo, de promover el resurgimiento de la Iglesia Católica de rito oriental (Uniata) en un territorio históricamente ortodoxo como Ucrania, por lo que le impidió visitar Rusia.
EFE