“La crisis en la economía real de la zona euro no ha terminado”
En pleno foro internacional organizado a principios de la semana pasada en Bilbao por el Gobierno de Rajoy para vender la recuperación española al mundo, Jeroen Dijsselbloem (Eindhoven, 1966) calmaba la pretendida euforia en una de las cafeterías cercanas al Guggenheim y aseguraba que la crisis no ha terminado, ni en España ni en la zona euro, y que el mercado laboral español debía seguir flexibilizándose. El ministro holandés de Finanzas, socialdemócrata, preside el Eurogrupo, el órgano que reúne a los responsables de Economía de los países de la zona euro, un puesto que, según asegura, no planea abandonar hasta que acabe su mandato, en verano de 2015, pese a que el Gobierno español apoya a Luis de Guindos como próximo responsable tras las elecciones europeas. Dijsselbloem rechaza las críticas a la falta de eficiencia o transparencia de la troika (el órgano formado por la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo), cuyas actuaciones en los rescates a países con problemas defiende como
Pregunta. Grecia parece necesitar su tercer rescate. Y Europa se plantea ampliar el plazo de los préstamos a 50 años. ¿La troika calculó mal la austeridad?
Respuesta. Creo que los griegos saldrán de esta con un superávit primario [antes del pago de intereses] superior al que nadie esperaba. Todavía hay problemas presupuestarios para el año que viene, como en todos los países, y se mantendrá una supervisión estrecha. Pero la clave es si la economía repunta lo suficiente. Por primera vez este año tendrá crecimiento y la Comisión Europea ha mejorado las expectativas para los próximos ejercicios. Esto es clave en la pregunta de si Grecia podrá pagar alguna vez su deuda. Si se hace más competitiva, el potencial de crecimiento es alto, no creo que haya habido errores de cálculo. Aunque la deuda es aún demasiado alta y después del verano decidiremos qué hacer.
R. No creo que vaya a haber una quita sobre el valor neto de los préstamos, pero en los intereses y la amortización podemos ayudar. La ampliación de los plazos de los préstamos es una posibilidad, se decidirá tras el verano.P. ¿Se plantean una quita?
P. Las actas del FMI posteriores a la reunión del 9 de mayo de 2010, relativa al rescate de Grecia, revela que Alemania, Holanda y Francia incumplieron la promesa de que sus bancos comerciales mantendrían sus posiciones en deuda griega como apoyo.
R. No lo sé, fue antes de mi época, pero prueba que los ministros deben cuidarse de comprometerse sobre lo que harán sus bancos, porque son compañías privadas y no hay mucho que puedas hacer influenciando al sector.
P. El Parlamento Europeo ha sido también muy crítico con la falta de eficacia y transparencia de los rescates de la troika.
R. El informe también recalcó que lo que la troika hizo era inevitable porque los países no podían financiarse por sí mismos y debían ser apoyados y, como parte de este apoyo, debía hacer condiciones con el fin de que a medio plazo pudieran ir al mercado. El Parlamento fue bastante positivo sobre la aproximación en su conjunto, fue crítico sobre la responsabilidad democrática de la troika. Yo discrepo, porque la troika toma sus decisiones sobre la base de las decisiones del Eurogrupo y el Eurogrupo es un organismo intergubernamental. La legitimidad de los ministros reside en los parlamentos nacionales.
P. Un informe reciente del FMI alertaba sobre la creciente desigualdad y los efectos que esta tiene sobre el crecimiento. ¿Preocupa también al Eurogrupo?
R. Por eso yo siempre digo que debemos hacer todo lo posible por preservar el modelo social europeo. Una de sus señas de identidad es que las diferencias de ingresos son relativamente bajas.
P. El ministro Luis de Guindos dijo que quizá la respuesta inicial de Europa a la crisis no fue correcta. ¿Lo comparte?
P. España lleva cuatro años de austeridad, pero el déficit público que se espera será el mayor de la zona euro en 2015. ¿Qué falla?R. Estoy seguro de que las cosas fueron mal al principio, era una situación nueva y nos cogió a todos por sorpresa. Algunas medidas que se tomaron, como luego quedó comprobado, no fueron efectivas. Por ejemplo, en España, y también en mi país, Holanda, en los primeros años reaccionamos gastando mucho dinero, poniendo estímulos para reactivar la economía, pero los gobiernos no sabían que, tras la crisis bancaria, iba a venir una segunda crisis, la del euro. El efecto fue que todos los déficits fueron extremadamente altos en España, Holanda y otros países, la deuda pública se volvió descomunal y nos vimos en la difícil tarea de volver al equilibrio presupuestario. En retrospectiva no parece muy inteligente, pero ¿lo sabían entonces?
R. Primero, refleja que España viene de una crisis muy profunda y los números dependen del crecimiento. Si repunta, mejorará. El segundo punto es que, sencillamente, no hemos terminado. Aún tenemos déficits, deuda, un crecimiento bajo y un desempleo muy alto. La crisis no ha terminado, la crisis de la zona euro sigue, la confianza en el euro ha vuelto a un alto nivel, la inflación es baja, pero en la economía real la crisis no ha terminado.
P. ¿Cree que Guindos sería un buen presidente del Eurogrupo?
R. Bueno, no hay ninguna plaza vacante. Soy el presidente del Eurogrupo al menos hasta verano de 2015 y no pretendo marcharme, así que, lo siento, no hay plaza vacante.
P. ¿Es demasiado pronto para hablar de esto?
R. Bueno, no hay vacantes. Después de las elecciones europeas habrá vacantes en la Comisión, por ejemplo, pero no en el Eurogrupo. Pero el señor Guindos es un buen ministro de Economía, trabajamos estrechamente en el Eurogrupo y ha sido un gran apoyo en todas las decisiones difíciles que hemos tenido que tomar, como en la unión bancaria. Estoy muy contento con su ayuda.
R. Los políticos ahora deben quedarse al margen de este proceso. El BCE debe hacer esto de forma muy dura y muy rigurosa, y como algunos miembros del Consejo del BCE han dicho, si los bancos se muestran completamente insostenibles, deben cerrarse. Debe ser un proceso de limpieza muy creíble, con la menor implicación política posible.P. Es una opinión muy extendida que las últimas pruebas de resistencia a la banca fallaron y las presiones políticas cuentan mucho para determinar los criterios. ¿Comprende esta impresión?
P. ¿Estas influencias no estaban fuera antes?
R. No lo sé, pero algunos bancos fueron declarados sanos y un mes después cayeron en bancarrota o tuvieron problemas. No sé lo que falló, pero esos exámenes no fueron creíbles ni rigurosos. El BCE es muy consciente de que esta vez debemos hacerlo bien y está siendo tan transparente como puede, involucrando a compañías privadas y fijando criterios mucho más exigentes.
P. Hay una parte importante del proyecto sobre la que parece difícil llegar a un acuerdo, la mutualización de los riesgos.
R. Aún estamos trabajando, encontraremos un resultado este mes, pero la clave aquí es que cuando empezamos con la unión bancaria mucha gente hablaba de tener una barrera de seguridad común. En otras palabras: si los bancos lo necesitasen en el futuro, tendrían dinero de un fondo europeo. Ahora la idea global ha cambiado: en primer lugar, los bancos deben tener buenos colchones privados y estar bien capitalizados; lo segundo es que habrá una supervisión más estricta y lo tercero es que, si hay problemas, los accionistas y los bonistas tendrán que contribuir. Así, en el futuro habrá muchos menos rescates externos y más recapitalizaciones internas, así que debe haber un fondo, pero solo se usará después de reservas, recapitalizaciones... Por eso 55.000 millones son suficientes y va a funcionar.
EL PAIS