(Amsterdam, 14 de septiembre. AP) - Cientos de jóvenes holandeses convirtieron el domingo la céntrica plaza Dam de Ámsterdam en una tormenta de jugos rojos, mientras se lanzaban sin piedad unos a otros tomates demasiado maduros.
En teoría, el evento se organizó como una protesta contra las sanciones rusas que bloquean las importaciones de productos frescos de Europa. En la práctica, la mayoría de los participantes se presentaron para experimentar la alegría de impactar con un tomate a corta distancia a un ser querido. O a un total extraño.
“Fue duro ahí adentro. Fue salvaje, pero divertido”, dijo radiante Lois Bloedjes, quien vino con su hermana Sil. “Todo se convirtió en una gran pila de pulpa. Había gente que nadaba sobre ella en el suelo”.La idea fue tomada del famoso festival anual de “La Tomatina” en Buñol, España.
Sil describió el olor en esa piscina de pulpa como “espantoso” y “un poco como la cerveza”, pero concedió que los tomates que le salpicaron la boca “realmente no sabían mal”.
Los boletos para la batalla de una hora costaron 15 euros (18 dólares), y se vendieron cerca de 1.000 entradas.
El organizador, Joep Verbunt, dijo que la recaudación se destinará a los productores de tomate afectados por las sanciones.
Holanda compite con México como el mayor exportador de tomate del mundo, y realizó envíos por unos 100 millones de dólares a Rusia el año pasado. A los agricultores holandeses les han ofrecido un subsidio, ya sea para desechar los excedentes de cultivos o para donarlos a los bancos de alimentos.
Verbunt compró para el evento 120.000 tomates etiquetados como no aptos para el consumo humano.