Ahora nadie vive allí: las casas y las tiendas fueron incendiadas y las calles aún están plagadas de trampas explosivas.
Las fuerzas de seguridad iraquíes, formadas también por voluntarios chiitas, ganaron control del lugar.
La BBC pudo acceder a este territorio, hasta hace poco en manos del grupo yihadista, y comprobar las desoladoras secuelas de la ocupación.