Al cumplirse este domingo siete meses de la desaparición de los 43 estudiantes mexicanos de Ayotzinapa, sus familias batallan por mantener la presión sobre el gobierno para que los encuentre a pesar de que el apoyo social en las calles se ha desinflado.
El brutal ataque de policías corruptos de Iguala (Guerrero, sur) y narcotraficantes contra los jóvenes la noche del 26 de septiembre estremeció dentro y fuera de México y generó una ola de protestas sin precedentes contra las atrocidades cometidas en el marco de la llamada guerra contra el narcotráfico.
Pero mientras la desesperación de los padres y su desconfianza hacia el gobierno ha ido aumentando con el paso de los meses, el crimen perdió espacios en la prensa y la participación cayó en las marchas.
Este domingo, los familiares -que también han llevado sus protestas a Estados Unidos y Europa- convocaron en la capital a una jornada artística y cultural llamada “Voces por Ayotzinapa”, en la que participaron apenas un centenar de personas y hubo pronunciamientos de defensores de derechos humanos e intervenciones de música, danza y poesía.
La idea era “informar a los ciudadanos que el movimiento de los padres de familia continúa en la lucha, continúa con la exigencia de que se haga justicia, que se esclarezcan los hechos y, sobre todo, que presenten con vida a los 43 estudiantes”, dijo a la AFP Melitón Ortega, tío de uno de los chicos.
Sin embargo, en Chilpancingo, la capital de Guerrero, donde las protestas se han mantenido con más fuerza y virulencia, varias decenas de manifestantes marcharon este domingo para exigir justicia para los 43 estudiantes y acabaron atacando con piedras y cócteles molotov la sede del Congreso estatal y quemando varias camionetas frente al edificio.AFP