Conocen esas advertencias impresas en las cajetillas de cigarrillos, que siempre amenazan con terribles males, la mayoría de ellos muy gráficos. Pue muy pronto podríamos verlas también en los “inofensivos” paquetes de incienso, en especial después de los últimos hallazgos revelados por un grupo de científicos asiáticos, especialistas en salud ambiental.
El equipo comparó los efectos de quemar incienso con los de fumar tabaco en interiores . Los resultados arrojaron que lo primero puede ser incluso más dañino que lo segundo. En un comunicado de prensa, Rong Zhou de la South China University of Technology, asegura:
Queda claro que debemos conocer y regular los riesgos asociados con la quema de incienso en lugares cerrados.
Por otra parte, el científico hace énfasis en que no todos los tipos de incienso son iguales, se podría decir que uno son más amigables que otros.
Los investigadores hicieron pruebas con dos tipos de incienso y hámsters, que también fueron sometidos al humo del cigarro. Luego observaron los efectos a nivel celular, y al final se encontró que el humo del incienso es mutagénico, es decir que puede causar mutaciones en el ADN. Al comparar estas consecuencias con las del humo de cigarrillos, se descubrió que el incienso daña más las células y el material genético.
De hecho, de los 64 compuestos hallados en el humo de incienso, 2 de ellos se identificaron como altamente tóxicos, vinculados con el cáncer.
Entre los ingredientes del incienso también se encuentran la madera de agar y el sándalo común, ambos elegidos por los aromas que despiden.
Cabe mencionar que los resultados de esta investigación no son definitvos, que parten de una pequeña muestra y que no se han realizado experimentos con seres humanos. Sin embargo, podríamos estar ante una interesante pista.
¿Cómo será recibida la noticia en todos esos países de Asia en donde el incienso es parte de las prácticas espirituales diarias, no solamente en templos sino también en hogares?