Los cuerpos de rescate, integrados por los Bomberos, la Policía, la Defensa Civil y el Ejército brasileño, prosiguen este sábado la búsqueda de los desaparecidos por la riada de lodo y residuos minerales que afectó el jueves a siete pueblos en el sureste del país.
La avalancha, producida por la rotura de los diques de dos depósitos de desechos de una mina de la empresa Samarco, ha causado un muerto, 16 heridos y un número indeterminado de desaparecidos.
El único fallecido confirmado es un trabajador de Samarco, cuya identidad no ha sido divulgada, que murió de un paro cardíaco cuando presenciaba la rotura de los diques.
Samarco notificó que trece de sus trabajadores pudieron haber sido arrastrados por el alud de barro, pero las autoridades aún no han cuantificado el número de desaparecidos en los pueblos que fueron afectados, todos ellos dependientes administrativamente de la ciudad de Mariana, en el estado de Minas Gerais.
La mayoría de los 600 habitantes del pueblo de Bento Rodrigues, el más próximo a la mina y que quedó totalmente sepultado por la avalancha, logró huir a tiempo.
Samarco se responsabilizó del alojamiento en hoteles y pensiones de 569 de los damnificados y decenas de personas continuaban en el albergue que la Alcaldía de Mariana instaló en un pabellón deportivo.
Según las cifras divulgadas por Samarco, fueron vertidos cerca de 7 millones de metros cúbicos de residuos minerales, en su mayoría de sílice, y 55 millones de metros cúbicos de agua.
El Servicio Geológico de Brasil anunció que está vigilando de forma permanente el nivel del río Doce, que recibió el caudal de los depósitos de la mina, y cuya crecida puede afectar a una veintena de municipios de los estados de Minas Gerais y Espírito Santo, en el litoral.
Samarco, que todavía desconoce las causas del accidente, está controlada por la brasileña Vale y la australiana BHP, dos de las mayores mineras del mundo
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