Decenas de personas murieron o están desaparecidas por el seísmo de 8,8 grados en la escala abierta de Richter que sacudió hoy Japón, el mayor de su historia, que derruyó edificios, causó numerosos incendios y originó un tsunami con olas de hasta diez metros.
Según los últimos datos oficiales, al menos 26 personas murieron y 30 están desaparecidas, pero el recuento de víctimas no hace más que aumentar.
El temblor se produjo a las 14.46 hora local (05.46 GMT) con epicentro en el Océano Pacífico, a 130 kilómetros de la costa de la provincia oriental de Miyagi y a una profundidad de 20 kilómetros.
Media hora más tarde, a las 15.15 hora local, un segundo terremoto, de 7,4 grados Richter, se registró al sur del primero, también con epicentro en el Pacífico y esta vez a unos 100 kilómetros de la provincia de Ibaraki, a 300 kilómetros de Tokio.
Numerosas réplicas, algunas de las cuales alcanzaron los 7 grados, se sucedieron a continuación, con el resultado de un tsunami que afectó a buena parte de la costa oriental nipona, donde se mantiene la alerta.
El tsunami causó olas de hasta diez metros y se llevó por delante docenas de vehículos y casas en Sendai, una ciudad de un millón de habitantes donde las imágenes de televisión mostraron numerosos automóviles arrastrados por las aguas y la pista del aeropuerto anegada.
El temblor bloqueó además las líneas de telefonía móvil, que aún no funcionan con normalidad, ha alterado la señal de la televisión y ha dejó cerca de 4,4 millones de hogares sin electricidad, según la cadena de televisión NHK.
El metro de Tokio, donde miles de personas salieron asustadas a las calles, permanece paralizado, igual que el "Shinkansen", o tren bala, mientras los aeropuertos tokiotas de Narita y Haneda se vieron obligados a cerrar temporalmente para revisar los daños en las pistas.
El primer ministro japonés, Naoto Kan, calificó de "grandes" los daños causados por el terremoto y creó un grupo de acción para afrontar la situación de emergencia.
También detalló que no se han producido escapes radiactivos en las dos centrales nucleares en las zonas afectadas que tuvieron que paralizar su actividad.
En el noreste del país el temblor también provocó al menos medio centenar de incendios, entre ellos un gran fuego en una planta de refinamiento de petróleo en la provincia de Chiba, vecina a Tokio.
El portavoz del Gobierno, Yukio Edano, instó a la población a mantenerse alerta ante las numerosas réplicas y el tsunami generado por el seísmo, y recomendó a los ciudadanos de Tokio que no traten de regresar inmediatamente a sus viviendas y mantengan la calma para evitar escenas de caos.
En la capital nipona el terremoto sacudió edificios, rompió vidrios y provocó una quincena de incendios, e incluso llego a doblar la antena de la Torre de Tokio, que con sus 333 metros de altura es una de las señas de identidad de la capital.
En la urbe se encontraba también en el momento del temblor el director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, quien según la agencia Kyodo suspendió su agenda.
Según la televisión NHK, el terremoto es el mayor en la historia de Japón, con una magnitud superior al de 7,9 grados Richter que en 1923 acabó con la vida de 140.000 personas.
Algunos países ya han ofrecido su asistencia a Japón, uno de los países del mundo más preparados contra los terremotos, que sufre con frecuencia, aunque el Gobierno ha insistido en que está gestionando el ocurrido hoy con la suposición de que es el mayor de su historia, informó Kyodo.
Las fuerzas militares de EEUU en Japón, donde mantiene 48.000 efectivos, también están preparadas para asistir a las autoridades niponas tras el seísmo, indicó el ministro japonés de Defensa, Toshimi Kitazawa. EFE
Según los últimos datos oficiales, al menos 26 personas murieron y 30 están desaparecidas, pero el recuento de víctimas no hace más que aumentar.
El temblor se produjo a las 14.46 hora local (05.46 GMT) con epicentro en el Océano Pacífico, a 130 kilómetros de la costa de la provincia oriental de Miyagi y a una profundidad de 20 kilómetros.
Media hora más tarde, a las 15.15 hora local, un segundo terremoto, de 7,4 grados Richter, se registró al sur del primero, también con epicentro en el Pacífico y esta vez a unos 100 kilómetros de la provincia de Ibaraki, a 300 kilómetros de Tokio.
Numerosas réplicas, algunas de las cuales alcanzaron los 7 grados, se sucedieron a continuación, con el resultado de un tsunami que afectó a buena parte de la costa oriental nipona, donde se mantiene la alerta.
El tsunami causó olas de hasta diez metros y se llevó por delante docenas de vehículos y casas en Sendai, una ciudad de un millón de habitantes donde las imágenes de televisión mostraron numerosos automóviles arrastrados por las aguas y la pista del aeropuerto anegada.
El temblor bloqueó además las líneas de telefonía móvil, que aún no funcionan con normalidad, ha alterado la señal de la televisión y ha dejó cerca de 4,4 millones de hogares sin electricidad, según la cadena de televisión NHK.
El metro de Tokio, donde miles de personas salieron asustadas a las calles, permanece paralizado, igual que el "Shinkansen", o tren bala, mientras los aeropuertos tokiotas de Narita y Haneda se vieron obligados a cerrar temporalmente para revisar los daños en las pistas.
El primer ministro japonés, Naoto Kan, calificó de "grandes" los daños causados por el terremoto y creó un grupo de acción para afrontar la situación de emergencia.
También detalló que no se han producido escapes radiactivos en las dos centrales nucleares en las zonas afectadas que tuvieron que paralizar su actividad.
En el noreste del país el temblor también provocó al menos medio centenar de incendios, entre ellos un gran fuego en una planta de refinamiento de petróleo en la provincia de Chiba, vecina a Tokio.
El portavoz del Gobierno, Yukio Edano, instó a la población a mantenerse alerta ante las numerosas réplicas y el tsunami generado por el seísmo, y recomendó a los ciudadanos de Tokio que no traten de regresar inmediatamente a sus viviendas y mantengan la calma para evitar escenas de caos.
En la capital nipona el terremoto sacudió edificios, rompió vidrios y provocó una quincena de incendios, e incluso llego a doblar la antena de la Torre de Tokio, que con sus 333 metros de altura es una de las señas de identidad de la capital.
En la urbe se encontraba también en el momento del temblor el director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, quien según la agencia Kyodo suspendió su agenda.
Según la televisión NHK, el terremoto es el mayor en la historia de Japón, con una magnitud superior al de 7,9 grados Richter que en 1923 acabó con la vida de 140.000 personas.
Algunos países ya han ofrecido su asistencia a Japón, uno de los países del mundo más preparados contra los terremotos, que sufre con frecuencia, aunque el Gobierno ha insistido en que está gestionando el ocurrido hoy con la suposición de que es el mayor de su historia, informó Kyodo.
Las fuerzas militares de EEUU en Japón, donde mantiene 48.000 efectivos, también están preparadas para asistir a las autoridades niponas tras el seísmo, indicó el ministro japonés de Defensa, Toshimi Kitazawa. EFE
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