Por lo menos 337 personas murieron y 531 están desaparecidas como consecuencia del terremoto de magnitud 8,9 y del tsunami que azotaron el viernes Japón, según una nueva evaluación de la policía y la prensa. Sin embargo, la agencia de noticias kyodo estima que la cifra ascenderá a más de mil muertos.
"El número de personas muertas es considerable", declaró a la prensa el portavoz del gobierno, sin donar cifras.
La Agencia Nacional de Policía confirmó la muerte de 137 personas y 531 están desaparecidas, así como 627 heridos.
"El balance debe incluir todavía los 200 ó 300 cadáveres que se encontraron en la playa de Sendai," dijo un portavoz de la agencia.
La policía supone que se trata de cadáveres de residentes que murieron ahogados por el maremoto de diez metros de alto que alcanzó la zona.
De los muertos, 57 se encontraron en la prefectura de Iwate, cerca del epicentro, dijo la Agencia, y otros tres en Tokio.
Se trata de una evaluación provisoria, ya que resulta difícil juntar los datos de las distintas regiones afectadas, recalcó la policía.
"Los daños son tan importantes que necesitamos más tiempo para juntar datos que están muy dispersos", afirmó un vocero.
Un tren, cuyo número de viajeros se desconoce, también está desaparecido.
Este tren de la compañía JR East circulaba en las cercanías de la estación de Nobiru, en la línea de Senseki entre las ciudades de Sendai y Ishinomaki cuando una ola de diez metros arrasó todo lo que encontró a su paso, según la agencia Kyodo que cita a la policía.
Los siniestros podrían haber causado "tremendos daños", admitió un portavoz del gobierno.
El sismo se produjo a las 14h46 (05h46 GMT), a 24,4 km de profundidad y a una centena de kilómetros de las costas de la prefectura de Miyagi y a 380 km al norte de Tokio, y fue seguido de violentas réplicas, según datos del Instituto de Geofísica de Estados Unidos (USGS).
En Tokio los edificios temblaron durante dos minutos y la mayoría de los habitantes se precipitaron a las calles, mientras se desencadenaban una decena de incendios.
Un gigantesco incendio se produjo en una refinería de la ciudad de Iichihara, en la región de Tokio.
El primer ministro, Naoto kan, aclaró de inmediato que el movimiento telúrico no había provocado escapes radiactivos en las centrales nucleares del país.
En la capital, unos cuatro millones de habitantes se quedaron sn electricidad y las zonas del puerto resultaron inundadas.
Un tsunami de 10 metros arrasó luego las costas de Sendai (noreste).
Otros puntos de la costa nipona en el Pacífico fueron igualmente afectados por olas de varios metros de altura.
Imágenes televisivas captadas desde un helicóptero mostraron buques de carga, automóviles y toneladas de materiales de todo tipo arrastrados por una gigantesca marea de agua pardusca estrellándose en el litoral Pacífico del país.
También mostraron torrentes de lodo desbordando el cauce del río Natori y destruyendo campos en la zona de Sendai, donde la pista del aeropuerto también quedó sumergida.
El Centro estadounidense de vigilancia de tsunamis alertó sobre un peligro de maremoto en casi todo el Pacífico, desde Australia a Sudamérica y Centroamérica.
"Un terremoto de semejante magnitud tiene el potencial de generar un tsunami devastador, capaz de golpear las costas cercanas en unos pocos minutos y las más alejadas en cuestión de horas", indicó el Centro en un comunicado.
"La sacudida fue tan fuerte que teníamos que agarrarnos de lo que podíamos para no caernos", contó un funcionario de Kurihara, una ciudad duramente golpeada por el sismo, en la prefectura de Kurihara.
"No podíamos huir, porque los temblores seguían", agregó el funcionario, contactado por teléfono por la AFP.
Japón se halla sobre el llamado "cinturón de fuego del Pacífico", una zona de actividad volcánica sobre placas de la corteza terrestre que se hunden a gran velocidad geológica (varios centímetros por año) en otras placas, un fenómeno que acumula enormes tensiones que deben liberarse en forma de sismos.
Tokio está situada en uno de los puntos más peligrosos de ese cinturón, sobre la intersección de tres placas (la Euroasiática, la del pacífico y la del Mar de Filipinas).
El movimiento telúrico desencadenó alertas de tsunami en los países vecinos.
El sismo provocó una caída de la Bolsa de Tokio y depreció la cotización del yen frente al dólar.
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