Los comentarios de marcado carácter racista se multiplicaron en Facebook y Twitter después de que las urnas decidieran el pasado domingo el pase a segunda vuelta del nacionalista Ollanta Humala y la populista Keiko Fujimori.
"Nunca se había visto un racismo expresado tan públicamente. Perú es una sociedad muy racista, pero donde el tema se mantiene como tabú, en un pensamiento, una mirada o comentarios para la familia o amigos cercanos", señala a Efe el abogado experto en derechos humanos Wilfredo Ardito.
Esa opinión es compartida por el periodista y experto en redes sociales Marco Sifuentes, para quien la falta de debate en la vida pública y el discurso oficial propicia que la red sea "el espacio perfecto para hablar de estos temas".
El racismo no es novedad en Perú: según las encuestas, el 80% de los peruanos reconocen su existencia en la vida social, pero son raros los que se identifican como racistas y los que expresan esas ideas de forma pública y directa.
Ardito recuerda que en 1990, durante las elecciones en que se enfrentaron Alberto Fujimori y el escritor Mario Vargas Llosa, se produjo un ambiente muy polarizado que cristalizó en incidentes racistas, en aquel caso contra ciudadanos de ascendencia asiática.
Sifuentes alerta sobre el hecho de que, más allá incluso de los simples comentarios en la red, ya hay quien se organiza "para realizar cosas en el mundo real", como esa página de Facebook llamada "Golpe de estado contra Humala" que ya tiene más de dos mil adhesiones.
"Son fanfarronadas, pero no son bromas", destaca Sifuentes.
Además del rechazo a Humala, ha habido otro síntoma en estas elecciones que abunda en la misma dirección: el enfrentamiento entre Pedro Pablo Kuczynski, llamado popularmente "el gringo", y Alejandro Toledo, que no tiene empacho en llamarse "el cholo" (indígena urbanizado).
"Toledo y Kuczynski tenían la misma posición política y económica básicamente, pero muchos electores de clase media y alta votaron por el segundo, lo que en mi opinión se debe a que había un desprecio racial hacia Toledo", señaló Ardito, haciéndose eco de una percepción generalizada.
La situación de visceralidad en Facebook ha provocado que personalidades como el cocinero Gastón Acurio, embajador de la cocina peruana en el mundo y uno de los personajes públicos más valorados por los peruanos, reclame en su cuenta poner fin a los comentarios racistas.
Una acción que, para Ardito, deberían repetir otros "líderes que los peruanos de clase alta y media respetan", como Vargas Llosa y el propio Kuzynski.
Sería un primer paso para remediar un problema que, según el experto en derechos humanos, ha perseguido a Perú durante toda su historia, y que no ha gozado de políticas públicas que busquen su erradicación.
"Tenemos una deuda pendiente en nuestra sociedad, debemos aceptar el problema y tomar las medidas necesarias frente a esto", señala Ardito. EFE
"Nunca se había visto un racismo expresado tan públicamente. Perú es una sociedad muy racista, pero donde el tema se mantiene como tabú, en un pensamiento, una mirada o comentarios para la familia o amigos cercanos", señala a Efe el abogado experto en derechos humanos Wilfredo Ardito.
Esa opinión es compartida por el periodista y experto en redes sociales Marco Sifuentes, para quien la falta de debate en la vida pública y el discurso oficial propicia que la red sea "el espacio perfecto para hablar de estos temas".
El racismo no es novedad en Perú: según las encuestas, el 80% de los peruanos reconocen su existencia en la vida social, pero son raros los que se identifican como racistas y los que expresan esas ideas de forma pública y directa.
Ardito recuerda que en 1990, durante las elecciones en que se enfrentaron Alberto Fujimori y el escritor Mario Vargas Llosa, se produjo un ambiente muy polarizado que cristalizó en incidentes racistas, en aquel caso contra ciudadanos de ascendencia asiática.
Sifuentes alerta sobre el hecho de que, más allá incluso de los simples comentarios en la red, ya hay quien se organiza "para realizar cosas en el mundo real", como esa página de Facebook llamada "Golpe de estado contra Humala" que ya tiene más de dos mil adhesiones.
"Son fanfarronadas, pero no son bromas", destaca Sifuentes.
Además del rechazo a Humala, ha habido otro síntoma en estas elecciones que abunda en la misma dirección: el enfrentamiento entre Pedro Pablo Kuczynski, llamado popularmente "el gringo", y Alejandro Toledo, que no tiene empacho en llamarse "el cholo" (indígena urbanizado).
"Toledo y Kuczynski tenían la misma posición política y económica básicamente, pero muchos electores de clase media y alta votaron por el segundo, lo que en mi opinión se debe a que había un desprecio racial hacia Toledo", señaló Ardito, haciéndose eco de una percepción generalizada.
La situación de visceralidad en Facebook ha provocado que personalidades como el cocinero Gastón Acurio, embajador de la cocina peruana en el mundo y uno de los personajes públicos más valorados por los peruanos, reclame en su cuenta poner fin a los comentarios racistas.
Una acción que, para Ardito, deberían repetir otros "líderes que los peruanos de clase alta y media respetan", como Vargas Llosa y el propio Kuzynski.
Sería un primer paso para remediar un problema que, según el experto en derechos humanos, ha perseguido a Perú durante toda su historia, y que no ha gozado de políticas públicas que busquen su erradicación.
"Tenemos una deuda pendiente en nuestra sociedad, debemos aceptar el problema y tomar las medidas necesarias frente a esto", señala Ardito. EFE
No hay comentarios:
Publicar un comentario