El fabricante taiwanés de componentes electrónico Foxconn confirmó el miércoles que lanzó un "importante" estudio con vistas a invertir 12.000 millones de dólares en Brasil, aunque no se refirió a ningún proyecto en particular, según un comunicado del grupo.
Foxconn manifestó su interés en invertir esta suma en los próximo "cinco o seis años", había dicho el martes la presidenta brasileña Dilma Rousseff, de visita oficial en Pekín.
Foxconn, cuyas usinas en China fueron escenario el año pasado de importantes movimientos de protesta social así como de una ola de suicidios entre sus obreros, es el primer fabricante mundial de componentes para ordenadores y abastece a Apple, Sony y Nokia, entre otros.
El grupo taiwanés emplea a cerca de un millón de trabajadores, la mitad de ellos en la ciudad de Shenzhen (sur), fronteriza con Hong Kong.
En marzo, Foxconn anunció su proyecto de transformar sus usinas de Shenzhen en centros de desarrollo, reubicando unos 200.000 empleos en el interior de China donde los salarios son más bajos.
Antes, el grupo había indicado que preveía reclutar hasta 400.000 personas en China este año, sobre todo en provincias en el centro del país, para mantener su producción al mismo nivel reduciendo al mismo tiempo el número de horas extras autorizado por asalariado.
Al menos 13 obreros de Foxconn se suicidaron aparentemente el año pasado, según medios chinos.
Tras esta ola de suicidios, los salarios aumentaron cerca del 70% en las usinas chinas del grupo.
Brasil y China firmaron el martes millonarios acuerdos para reforzar la cooperación tecnológica petrolera y aeronáutica, entre los que destaca la venta de 35 aviones de Embraer a empresas chinas, en el marco de la visita de Rousseff.
Foxconn manifestó su interés en invertir esta suma en los próximo "cinco o seis años", había dicho el martes la presidenta brasileña Dilma Rousseff, de visita oficial en Pekín.
Foxconn, cuyas usinas en China fueron escenario el año pasado de importantes movimientos de protesta social así como de una ola de suicidios entre sus obreros, es el primer fabricante mundial de componentes para ordenadores y abastece a Apple, Sony y Nokia, entre otros.
El grupo taiwanés emplea a cerca de un millón de trabajadores, la mitad de ellos en la ciudad de Shenzhen (sur), fronteriza con Hong Kong.
En marzo, Foxconn anunció su proyecto de transformar sus usinas de Shenzhen en centros de desarrollo, reubicando unos 200.000 empleos en el interior de China donde los salarios son más bajos.
Antes, el grupo había indicado que preveía reclutar hasta 400.000 personas en China este año, sobre todo en provincias en el centro del país, para mantener su producción al mismo nivel reduciendo al mismo tiempo el número de horas extras autorizado por asalariado.
Al menos 13 obreros de Foxconn se suicidaron aparentemente el año pasado, según medios chinos.
Tras esta ola de suicidios, los salarios aumentaron cerca del 70% en las usinas chinas del grupo.
Brasil y China firmaron el martes millonarios acuerdos para reforzar la cooperación tecnológica petrolera y aeronáutica, entre los que destaca la venta de 35 aviones de Embraer a empresas chinas, en el marco de la visita de Rousseff.
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