Las tropas del líder libio, Muamar el Gadafi, bombardearon intensamente la estratégica ciudad oriental de Ajdabiya, en algunas de cuyas zonas entraron poco después y libraron combates cuerpo a cuerpo con los soldados rebeldes.
Cerca del mediodía, Efe comprobó cómo comenzaron a oirse en el hospital de Ajdabiya fuertes explosiones y detonaciones de fuego de mortero, cohetes Katiusha y misiles Grad procedentes de la zona oeste de la ciudad.
Poco después empezaron a llegar al centro sanitario algunos vehículos con heridos y milicianos rebeldes, que relataban que las tropas gadafistas estaban cerca de la puerta oeste de la ciudad, que la conecta con la carretera hacia Brega, donde se situaba el frente de batalla desde hace varios días.
En un momento dado y mientras arreciaban las detonaciones y el intercambio de ráfagas de ametralladora, los soldados insurgentes conminaron a todos los presentes en el hospital, salvo a algunos médicos, a abandonar al instante el lugar y salir rápidamente de la ciudad en dirección a Bengasi.
Los pocos habitantes que quedaban aún en Ajdabiya -principalmente algunas familias con escasos recursos para refugiarse en otro lugar- se apresuraron a abandonarla en varios vehículos atestados con sus pertenencias y recorrer los 160 kilómetros que la separan del bastión rebelde.
Sólo algunos médicos -los últimos siempre en partir para poder atender a los heridos, con un alto riesgo para su propia vida- permanecieron en el hospital de la ciudad, uno de ellos plantado solo ante la puerta del centro sanitario, enfundado en su bata azul y con un fusil kalashnikov entre las manos.
Apenas quince minutos después, dejando Ajdabiya a unos dos kilómetros por la carretera que la une a Bengasi, donde los combatientes rebeldes menos experimentados que huían hicieron su primera parada para evaluar la situación, se veían salir de la ciudad varias columnas de humo negro.
Efe comprobó igualmente poco después que un helicóptero de combate sobrevolaba a baja altura el cielo sobre el desierto en dirección hacia Ajdabiya, sin que los propios soldados rebeldes acertaran a identificar si se trataba de una aeronave de sus fuerzas o de las gadafistas.
La OTAN ha declarado que no utilizaría helicópteros en sus operaciones en Libia por no ser operativos en la misión de protección de los civiles establecida por la resolución 1973 de Naciones Unidas.
Tanto si el helicóptero pertenecía a las fuerzas sublevadas -que disponen de dos aparatos de este tipo, según sus dirigentes militares- como si era de las fuerzas de Gadafi, se encontraba violando la zona de exclusión aérea fijada por esa misma resolución. EFE
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