En momentos en que la población mundial cruza la barrera de los 7.000 millones de habitantes, los expertos temen que el desequilibrio de sexos favorezca el surgimiento de inestables "países de solteros" en encarnizada competencia para hallar una esposa.
Las consecuencias exactas de lo que el demógrafo francés Christophe Guilmoto denomina la "masculinización alarmante" en países como India o China, debido a los abortos selectivos, son aún inciertas.
Muchos expertos creen, sin embargo, que en cincuenta años la escasez de mujeres tendrá un impacto en la sociedad similar al del calentamiento del clima, un fenómeno invisible pero muy real.
Tras estas advertencias se esconden estadísticas irrefutables.
La naturaleza ofrece cifras invariables: nacen entre 104 y 106 niños por cada 100 niñas, y la menor modificación de esta proporción sólo puede ser explicada por factores anormales.
En India y Vietnam la cifra es de alrededor 112 niños por 100 niñas. En China, la proporción se eleva a casi 120 por 100, cuando no es de 130 niños por 100 niñas en algunas regiones.
Lo peor es que esta tendencia se extiende: en Azerbaiyán, Georgia, Armenia, la relación entre los nacimientos de más de 115 niños por 100 niñas. En Serbia y Bosnia se contata el mismo fenómeno.
La toma de conciencia mundial al respecto se remonta a 1990, cuando un premio Nobel indio, el economista Amartya Sen, publicó un artículo con un título contundente: "Más de 100 millones de mujeres han desaparecido".
Los demógrafos calculan que esta cifra ahora está por encima de los 160 millones y es el resultado de la tradicional preferencia por el varón, del descenso de la fecundidad y, sobre todo, de las ecografías baratas que permiten abortar cuando se trata de una niña.
Aunque la proporción en los nacimientos volviera a la normalidad en la India y China en los próximos diez años, Guilmoto estima que en ambos países, el matrimonio será por varias décadas un dolor de cabeza para los hombres.
"No sólo esos hombres tendrán que casarse a una edad más avanzada, sino que corren el riesgo de quedarse solteros en países donde casi todo el mundo se las arreglaba para encontrar mujer", indica.
Algunos creen que este nuevo contexto podría aumentar la poliandria (una mujer con varios maridos) y el turismo sexual, mientras que otros prevén escenarios catastróficos, en los que la depredación sexual, la violencia y los conflictos sería las nuevas normas sociales.
Hace unos años, los politólogos Valerie Hudson y Andrea den Boer llegaron a escribir que los países asiáticos mayoritariamente poblados por hombres representaban una amenaza para Occidente.
Según ellos, "las sociedades con un fuerte ratio hombres-mujeres sólo pueden ser gobernadas por regímenes autoritarios capaces de suprimir la violencia en su propio país y de exportarla al extranjero por medio de la colonización o la guerra".
Mara Hvistendahl, periodista de la revista Science y autor de un reciente ensayo titulado "Selección no natural", objeta que el riesgo de guerras a gran escala es poco probable, sobre todo recordando que India es una democracia.
Admite sin embargo que "históricamente, las sociedades donde el número de los hombres superan al de las mujeres no son agradables para vivir", evocando los riesgos de inestabilidad e incluso de violencia.
Los servicios de la ONU han advertido sobre una correlación entre la escasez de mujeres y un aumento del tráfico sexual o la migración de poblaciones en búsqueda del matrimonio.
Las soluciones al problema por el momento no son abundantes.
En opinión de Guilmoto, la prioridad ahora es asegurarse de que el problema sea de conocimiento público, y no sólo en los países emergentes. "En Europa oriental, la gente no tiene la menor idea de lo que está pasando", advierte.
AFP