(AFP) - El presidente de Ecuador, Rafael Correa, retó el martes al exmandatario colombiano Álvaro Uribe a someterse ambos a “detectores de mentiras” para probar que carecen de nexos con guerrilleros, paramilitares o narcotraficantes.
Correa lanzó el desafío en una conferencia de prensa con corresponsales extranjeros, en la que rechazó afirmaciones de Uribe de que él tenía una posición “benigna” hacia la guerrilla comunista Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc).
“Para zanjar esta discusión que me tiene hasta la coronilla, este tema recurrente de las Farc, yo invito cordialmente al presidente Uribe” a estas pruebas de polígrafo, dijo el gobernante ecuatoriano.
“Yo me presento a uno, diez, cincuenta detectores de mentiras, los que él quiera, para comprobar si yo tengo algo que ver con las Farc, pero que él se presente ante todos los mismos polígrafos para comprobar que no tiene nada que ver con los paramilitares (de extrema derecha) ni con los narcotraficantes”, añadió Correa.
En un texto publicado en su página web, fechado el pasado 9 de noviembre, Uribe señaló que Correa mantenía una “posición benigna frente a las Farc“, por lo que no le avisó de la incursión militar colombiana en territorio ecuatoriano en la que fue abatido el 1 de marzo de 2008 el entonces jefe de las FARC, Raúl Reyes.
“Me asaltaba el temor causado por las declaraciones” de Correa, anotó Uribe, subrayando que aún se “sigue oyendo el verbo deformador” del mandatario ecuatoriano.
Correa sostuvo que esas acusaciones son una estrategia del ex jefe de Estado colombiano para justificar por qué “mintió” sobre el ataque, al ocultar que había sido planificado y no fruto de combates con los rebeldes.
“Lo tragicómico es que mintió después del bombardeo. Si su problema era que no se enterara Reyes, que Correa pudiera pasar información, bueno, se puede hasta entender que nos ocultara información, pero resulta que miente después del bombardeo”, sostuvo.
Ese ataque, en el que murieron otras 24 personas -incluidos un ecuatoriano y cuatro estudiantes mexicanos- derivó en la ruptura de las relaciones entre Bogotá y Quito durante 21 meses.