(EFE).- El terrorista venezolano Ilich Ramírez Sánchez, “Carlos”, marcó hoy
el fin de su juicio en París con una intervención de más de cinco horas, cuyo
colofón fue la lectura entre sollozos del supuesto testamento del
derrocado líder libio Muamar el Gadafi, al que rindió homenaje.
“Este hombre hizo mucho más que los revolucionarios como nosotros por el
mundo (…) por solidaridad, por principio islámico”, dijo a gritos un “Carlos”
emocionado al término de un maratoniano discurso ante el Tribunal de lo Criminal
de París, que a continuación se retiró a deliberar.
Denunció también “los crímenes de guerra” cometidos por los
ejércitos aliados que apoyaron a los rebeldes libios, cuya sublevación derribó
el régimen de Gadafi, y en particular cargó contra la participación de
Francia.
Cuando los gendarmes de su custodia lo retiraban de la sala, el reo
de 62 años saludó con el puño el alto y lanzando varias proclamas, como “¡Viva
Chávez!” (en alusión al presidente venezolano, Hugo Chávez) a una
quincena de miembros del New Black Panther Party que le jalearon en la última
fase de la audiencia.
Ramírez Sánchez criticó al embajador de Venezuela en
Francia, del que aseguró que “ha prohibido toda intervención” en su
caso a todos los diplomáticos de la legación, y agradeció a uno de ellos que sí
hubiera acudido esta tarde al tribunal.
Al dirigirse a los jueces les advirtió antes de que se retiraran a deliberar
que “tienen una responsabilidad personal” con el veredicto de
este proceso.
Se mostró convencido de que todos ellos “tienen la misma convicción”, que
“no hay nada” que sostenga la acusación pero que a pesar de
todo van a condenarlo a él y a los otros tres imputados, que no se han sentado
en el banquillo y han sido juzgados en ausencia.
El venezolano, de 62 años de edad, calificó este juicio que se ha celebrado
desde el pasado 7 de noviembre como “una comedia, pero de serie B”, y dijo al
tribunal: “pueden querernos o no querernos, pero si nos acusan háganlo
con verdaderas pruebas”.
Y fue especialmente duro con los fiscales, que han solicitado para él la cadena perpetua como jefe del grupo
terrorista que supuestamente cometió cuatro atentados mortales en Francia en
1982 y 1983.
“Tengo mucha más experiencia que ustedes”, les espetó, antes
de contar que había firmado cuando estaba en activo “más de 50″ sentencias de
muerte de personas que fueron principalmente fusiladas o colgadas, sobre todo
agentes secretos a los que descubrían alguna traición.
La sentencia se conocerá esta próxima noche. “Carlos” está encarcelado en
Francia donde fue condenado, en 1997, a cadena perpetua por
matar a dos agentes secretos y a un informador en París en 1975.
Ramírez Sánchez, alias Carlos, sostuvo este jueves que no tuvo nada
que ver en cuatro atentados cometidos en Francia en los años 1980.
“No hay nada que me vincule a estos cuatro atentados”,
aseguró al tomar la palabra. “Carlos”, emblema de la lucha armada pro palestina
de los años 1970 y 1980, denunció el “dossier completamente manipulado”
elaborado por el juez de instrucción Jean-Louis Bruguière.
En un discurso errático salpicado de ironías, referencias históricas y puyas
a los fiscales y abogados de las partes civiles, “Carlos” se presentó
como un “revolucionario” y dijo que, más allá de los atentados por los
que se le procesa, asume “la responsabilidad política y militar de todos los
atentados cometidos por la Organización de Revolucionarios Internacionalistas y
el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP)”.
“Políticamente, asumo la responsabilidad de todas las acciones de la
lucha palestina”, y “los palestinos no van a decir lo contrario”,
afirmó en su intervención que continuaba después de cuatro horas, organizada en
base a las notas tomadas en un cuaderno durante todo el proceso.
Tras su intervención, el jurado tiene previsto retirarse a
deliberar, antes de pronunciar el veredicto, que se espera por la
noche.
La mañana del jueves, la corte que lo juzga desde el 7 de
noviembre escuchó la defensa de su abogada Isabelle Coutant-Peyre, tras
oír la víspera el alegato de otro abogado de “Carlos”, Francis Vuillemin.
Coutant-Peyre, con la que “Carlos” se casó en 2001 bajo la ley
islámica, religión que profesa el venezolano, lo presentó como víctima
de un “proceso político”.
“Proceso político cuando se va a buscar en las papeleras de los servicios de
inteligencia” de los países ex comunistas de Europa del Este para construir una
acusación de 80 volúmenes que parece “un monstruo fabricado e inflado” a base de
documentos fotocopiados, a falta de originales, argumentó.
El miércoles, Francis Vuillemin pidió a la corte que se atreva a
“absolver” a su cliente de los cuatro atentados que se le
atribuyen.
El defensor se apoyó en “la ausencia radical de fiabilidad”
de los archivos de los servicios secretos de los antiguos países
comunistas de Europa del Este, utilizados en la instrucción para ilustrar la
presunta implicación de “Carlos” en los atentados.
En esa línea, “Carlos” se preguntó este jueves: “¿saben lo que significan las
notas de la Stasi (el servicio secreto de la RDA)? No significan
nada”.
Tras un primer proceso en 1997, “Carlos” cumple actualmente una
cadena perpetua con 18 años de obligado cumplimiento por el asesinato
de tres hombres, dos de ellos policías, en junio de 1975 en París.
Ilich Ramírez Sánchez, de 62 años, está encarcelado en Francia desde
su arresto en 1994 en Sudán por agentes franceses, una operación que él
califica de “secuestro” y en la que aseguró este jueves que fue “vendido” por el
gobierno de Jartum.
Ahora podría ser condenado a una nueva cadena perpetua con 18 años de
obligado cumplimiento, si el tribunal sigue la petición hecha por la
fiscalía por cuatro atentados cometidos en 1982 y 1983 en Francia que dejaron un
saldo de 11 muertos y unos 150 heridos.
La fiscalía acusa al venezolano de haber organizado una campaña de atentados
para lograr la liberación de su compañera la alemana Magdalena Kopp, con la que
tiene una hija, y del suizo Bruno Breguet, ambos miembros de su grupo, detenidos
en París en febrero de 1982 con armas y explosivos.
Tras la detención de estos dos compañeros de armas, “Carlos” dio al
gobierno francés un ultimátum, infructuoso, para su liberación.
Vencido ese plazo, el 29 de marzo de 1982 una bomba estalló en el tren “Le
Capitole” entre París y Toulouse, causando cinco muertos. El 22 de abril otra
bomba colocada en un coche estacionado frente a las oficinas de la revista Al
Watan Al Arabi en París provocaba un muerto.
A “Carlos” se le atribuyen otros dos atentados el 31 de diciembre de
1983 que dejaron cinco muertos en un tren que iba de Marsella a París y
en la estación de trenes de esa ciudad del sur de Francia.
Tres miembros de su organización fueron juzgados al mismo tiempo que “Carlos”
por algunos de estos atentados, pero estuvieron ausentes durante el proceso.
Johannes Weinrich, ex brazo derecho de “Carlos”, purga en Alemania una cadena
perpetua por otro atentado, Christa Fröhlich está bajo control judicial en
Alemania tras fugarse de Francia, donde estuvo detenida previamente, y el
palestino Ali Kamal Al Issawi sigue prófugo.
La fiscalía destacó “la extrema peligrosidad actual, absoluta y
constante” de “Carlos” para pedir la cadena perpetua.
La defensa de “Carlos El Chacal” denuncia un “proceso político” a “un revolucionario”
La defensa del terrorista venezolano Ilich Ramírez Sánchez, “Carlos”,
denunció como “un proceso político” el juicio que termina hoy en París
contra el que describió como “un revolucionario” de ideología comunista que por
su activismo desde los 14 años se ha convertido en “un símbolo”.
La abogada de “Carlos” Isabelle Coutant-Peyre dijo a los jueces del Tribunal
de lo Criminal de París que “es su deber mostrar que el aparato judicial es
todavía independiente en Francia”
El
Tribunal tiene previsto dictar hoy mismo sentencia en este caso, en el que
se juzga a “Carlos” por cuatro atentados mortales cometidos en Francia en 1982 y
1983.
“No quiero que se diga una vez más que los jueces se pliegan al poder
político”, añadió Coutant-Peyre al término de un alegato en que criticó
las “seis semanas artificiales” de juicio que se han necesitado para acusar a su
cliente y a la vez marido que, sostuvo, “son estructuralmente de naturaleza
política”.
Unas pruebas que, en su mayor parte son “inverificables”, en particular los
documentos tomados de los servicios secretos de los antiguos regímenes
comunistas de Hungría, la República Democrática Alemana y Rumanía, añadió.
La letrada denunció “una acumulación de anomalías” y criticó particularmente
la forma en que instruyó el caso el juez antiterrorista Jean-Louis Bruguière,
empezando por el hecho de que aunque empezó en 1990 no se había traducido en un
proceso hasta ahora.
Coutant-Peyre citó una carta oficial del juez francés a un magistrado alemán
en 1998, en la que manifestaba su deseo de celebrar con champán la primera
condena a cadena perpetua para Ramírez Sánchez, en 1997.
La abogada insistió en lo que considera “la persecución” de que ha sido
objeto por parte de las autoridades francesas el acusado, empezando por lo que
llamó su “secuestro” en Sudán en 1994, en alusión a la operación dirigida por
los servicios secretos franceses para capturarlo.
También lamentó que no haya hecho acto de presencia ante el tribunal la
abogada Milagros Irureta Ortiz, a la que había esperado estos últimos días como
enviada por el Gobierno venezolano en cumplimiento de las declaraciones de apoyo
del presidente Hugo Chávez.
Coutant-Peyre recordó que la Administración venezolana ha afirmado que puesto
que la detención de “Carlos” en Sudán fue irregular, cualquier dictamen judicial
condenatorio no tiene validez.
Esta tarde, en la reanudación del juicio, el Tribunal va a dar la palabra por
última vez al acusado (62 años) antes de retirarse a deliberar y comunicar su
sentencia horas después.
La Fiscalía ha pedido para Ramírez Sánchez cadena perpetua,
con un mínimo de 18 años de cumplimiento efectivo sin poder acogerse a
beneficios penitenciarios, en tanto que inspirador de los cuatro atentados y
responsable del grupo que los ejecutó.
En esas cuatro acciones con bombas (dos contra trenes, una contra la estación
de ferrocarril de Marsella y otra en una céntrica calle de París) murieron once
personas y un centenar largo resultaron heridas.