La economía japonesa se contrajo en un 0,9% en 2011, un año marcado por las catástrofes naturales, la fortaleza del yen y la anemia del crecimiento mundial, pero el gobierno nipón espera un repunte en 2012.
En todo el año 2011, el Producto Interior Bruto (PIB) de la tercera potencia económica mundial se contrajo un 0,9%, lo cual supone un nuevo año de recesión para el archipiélago después de las caídas registradas en plena crisis financiera internacional en 2008 (-1%) y en 2009 (-5,5%).
La recesión marcó una pausa en 2010 (crecimiento de 4,4%), pero ya hacia el final de ese ejercicio se hizo notar una desaceleración del consumo.
El impulso se vio brutalmente cortado por el sismo y el tsunami del 11 de marzo de 2011, que afectaron la producción industrial durante meses.
La catástrofe dejó 19.000 muertos en la zona de Tohoku (nordeste) y desencadenó un accidente nuclear en la central de Fukushima Daiichi.
También interrumpió las cadenas de abastecimiento de las industrias, afectando en particular la producción de automóviles y de material electrónico.
La producción de los fabricantes de automóviles y de electrónicos cayó en picado en la primavera boreal, precipitando a Japón en la recesión.
Un programa voluntarista permitió volver a poner en marcha esos sectores estratégicos y retomar la senda del crecimiento durante el verano boreal, pero otros factores frenaron el impulso.
En el último trimestre de 2011, la contracción del PIB nipón fue de 2,3% respecto al mismo periodo de 2010.
Las exportaciones, motor de la actividad industrial nipona, disminuyeron debido sobre todo a las inundaciones en Tailandia, que desorganizaron la cadena productiva de las empresas que se abastecían de repuestos en ese país.
La facturación externa también sufrió del impacto de la crisis de la deuda en Europa y de la fortaleza del yen, considerado como un valor refugio en tiempos de incertidumbres.
El consumo de los hogares sin embargo progresó ligeramente y las inversiones de las empresas (fuera del inmobiliario) se dispararon, pero estos factores favorables han sido neutralizados por un recorte del gasto público.
Entre el seísmo y finales de año, el Estado nipón adoptó sin embargo tres aumentos presupuestarios que suman más de 18 billones de yenes (unos 180.000 millones de euros), esencialmente para financiar la reconstrucción posterior al desastre. Una suma adicional de unos 2,5 billones de yenes (25.000 millones de euros) fue votada el 8 de febrero.
Sin embargo, hasta ahora, estos fondos no han sido liberados en el terreno. Su distribución a lo largo del año 2012 aportará un apoyo a la industria que será bienvenido, subrayó el gobierno, quien prevé también una reanudación de las exportaciones animada por cierta recuperación de la economía mundial.
El gobierno estima que el PIB nipón debería repuntar un 2,2% durante el año presupuestario de abril 2012 a marzo de 2013.