En su columna de opinión de este viernes, Nicmer Evans resalta que la oposición mantiene un “discurso intencionalmente contradictorio”debido a que le expresan al país unos argumentos y al resto del mundo otros.
Evans expresó que a la hora de dar alegatos los líderes opositores manejan “un discurso de centro izquierda a lo interno de Venezuela y un discurso de centro derecha para el mercado internacional”.
Esta es la columna que Nicmer Evans escribe esta semana:
Un discurso intencionalmente contradictorio pero muy bien ensamblado por asesores internacionales, define la oferta electoral de la oposición venezolana, encarnada en Henrique Capriles.El asunto de fondo es que en el seno de la MUD, existen profundos desacuerdos sobre como un personaje representante de la derecha venezolana pretende posicionar un discurso de centro izquierda a lo interno de Venezuela y un discurso de centro derecha para el “mercado internacional”.Mientras Capriles habla del “progreso”, Armando Briquet (su principal vocero), en una entrevista para la cadena colombiana RCN, ha admitido que están dispuestos a aplicar las medidas que solicite el Fondo Monetario Internacional (FMI) en un supuesto gobierno de Capriles, declaraciones dadas irónica y burlescamente el 27 de febrero, a 23 años de la vil masacre del pueblo venezolano lanzado a las calles en contra de medidas de este tipo, aplicadas en su momento por Carlos Andrés Pérez.La estrategia que está desarrollando el candidato Capriles es una fórmula muy sencilla; En un primer nivel y en esencia reproduce el discurso “progresista” de la corriente “progresista” del partido Demócrata de los EUA, cuyo máximo representante es el actual Presidente Obama, y que dista conceptual e históricamente del significado de “progreso” que se ha desarrollado en América Latina y el mundo, que tiene una absoluta asociación a propuestas y gobiernos de izquierda (socialistas).En un segundo nivel, el candidato Capriles trata de latinizar su propuesta de “progreso” asociándolo confusamente que el gobierno del expresidentes Lula en Brasil y el gobierno de Piñera en Chile. Dos tesis absolutamente contrapuestas en cuanto a sus propuestas, pero que sirven de manera muy útil para profundizar la dispersión discursiva del “progreso”.En un tercer nivel, el candidato Capriles pretende venezolanizar su propuesta de “progreso” asociándolo al discurso social del Presidente Chávez,tratando de desmarcar los logros del mismo en este ámbito del contexto político y económico, para así, tratar de “morder una tajada” de los “seguidores descontentos” del Presidente Chávez, ya que de lo que está segura la oposición es que los números propios no les dan, ya que toda la población opositora en condiciones naturales no ha sido, ni es mayor a la población chavista en los últimos 13 años, y la única manera de pretender ganar, remontando más de 20 puntos de diferencias entre una postura y otra, es conquistando al sector chavista descontento, confuso o molesto con alguna política, acción o elemento discursivo dentro del proceso revolucionario.Sin embargo, al final de toda esta ruta, el “progreso” de Capriles, ni se define ni se identifica, pretendiendo colearse entre las rendijas del chavismo para cazar en río resulto.Desde un punto de vista estratégico, esta opción del comando de Capriles pretende ser habilidosa, pero como mencioné al principio, en el seno de la Secretaría Ejecutiva de la MUD ha generado profundas incomodidades y desacuerdos, ya que pareciera también descolocar a los propios militantes de los partidos de la MUD, que como el resto del país dice: “Para tener copias chimbas, mejor me quedo con el original”.
“Para tener copias chimbas, mejor me quedo con el original”
Nicmer N. Evans
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