Formado como futbolista en la Masía, Francesc Vilanova, mejor conocido como Tito, nunca jugó en el primer equipo del Barcelona.
Una sola temporada (88-89) estuvo en el filial del Barça en la Segunda División B, luego ficharía por el Figueras y comenzaría una larga carrera como jugador de equipos de segunda división hasta su retirada en 2002.
Simultanemente Pep Guardiola, a quien Tito había conocido en la cantera del Barcelona, se levantaba en el primer nivel como uno de los mejores mediocampistas de la década de los noventa.
Al retirarse del fútbol, Vilanova se hace entrenador del Palafrugell, luego de Figueres y más tarde del Terras FC. Pero en el verano de 2007 su vida comenzaría a cambiar con una invitación.
Su amigo Pep Guardiola, ícono del medio campo culé, tenía la posibilidad de dirigir al Barcelona B y lo invitó a convertirse en su ayudante. Vilanova no se lo pensó.
Las ideas que ambos aportaron al Barcelona B levantaron al filial de tal manera que la directiva de Joan Laporta decidió llevárselos al primer equipo para apostar a una filosofía clara: la cantera y el juego colectivo.
En cuatro temporadas la estrategia resultó en tres Ligas, dos Champions, una Copa del Rey (a falta de la que disputará el próximo 25 de mayo ante el Athletic), tres Supercopas de España, dos Supercopas de Europa y dos Mundiales de clubes. Además fue designado mejor técnico del mundo según la Fifa en 2011.
Paradógicamente, Vilanova se hizo famoso como ayudante de Guardiola sólo cuando Mourinho arremetió contra él metiéndole un dedo en el ojo desde atrás sin motivo aparente. El hecho ocurrió cuando el Barcelona paseaba al Real Madrid en la Supercopa de España al inicio de la temporada 2011-2012.
Ahora se va Guardiola y la oportunidad de dirigir al primer equipo le ha llegado en el punto más exacto de su experiencia. Su contratación es vista como una recompensa al trabajo de los últimos cuatro años y como un acto de confianza en el juego de toques de la cantera.
