El comisario Iván Simonovis, condenado por los hechos del 11 de abril de 2002, criticó el asesinato de funcionarios policiales por parte de delincuentes, sin que se haya definido una política por parte del gobierno nacional para luchar contra ese flagelo.
A través de una carta escrita desde los calabozos del Sebin, antigua Disip, Simonovis destacó que en los últimos 14 años los funcionarios de seguridad han sido asesinados, "sorprendidos en sus actividades de servicio, pero peor aún, muchos fueron emboscados para despojarlos de su arma de fuego".
Lea la carta completa denominada "delincuentes a la caza de los policías":
La policía constituye una institución fundamental para mantener vigente el Estado de Derecho, permitiendo preservar la seguridad ciudadana. Sin duda, la policía es la organización que con mayor frecuencia se relaciona con las personas, es la cara visible de cualquier sistema de justicia, de allí la suprema importancia de su adecuado funcionamiento.
¿Qué sucede cuando la institución encargada de "dar la cara" por el sistema de justicia es objeto de un sistemático ataque que ha cobrado la vida de más de 130 funcionarios en el país solo este año? ¿Qué sucede cuando los delincuentes pierden total respeto a la fuerzas de la ley y de manera alevosa asesinan policías, así sea mientras están llevando un hijo al colegio o estando de servicio y ante los ojos de todos en un centro comercial?
En los últimos 14 años, cientos de policías, vigilantes, escoltas o militares en actividades de seguridad pública han sido asesinados. Algunos fueron sorprendidos en sus actividades de servicio, pero peor aún, muchos fueron emboscados para despojarlos de su arma de fuego y de sus pertenencias cuando estaban en actividades personales. Muchos fueron vilmente asesinados frente a sus hijos o esposas.
No se puede ocultar la violencia en el país. Esta violencia es causa de la perdida de la institucionalidad del Estado. Hemos perdido los principios y valores que teníamos como sociedad por culpa de un gobierno hipertrófico y corrupto. Si un delincuente no respeta o teme enfrentarse a un funcionario policial significa que se perdió el principio básico de gobernabilidad de un país: Se perdió el respeto al Estado, porque el Policía representa al sistema de justicia del Estado.
Inauguramos el siglo XXI con un novísimo pacto social materializado en la Constitución Nacional, nuevos y viejos actores se apuraron en oficializar un andamiaje jurídico básicamente ideológico que dejó a un lado el pragmatismo en la aplicación de políticas públicas, en especial una coherente y sostenible "Política de Seguridad Ciudadana". En el año 1999 hubo 5.968 homicidios (25 asesinatos por cada 100 mil habitantes) 12 años después, en 2011, la cifra fue de 19.113 homicidios (60 asesinatos por cada 100 mil habitantes).
Aún cuando la opinión general ubica la criminalidad como el principal problema de los venezolanos, según la ONG Transparencia Venezuela, en el presupuesto del año 2012 el gasto militar crecerá 130,6%, mientras que el de seguridad pública, para combatir la delincuencia, aumentará solo 30,1%. Es decir, miles de millones de dólares destinados a equipos militares para enfrentar una inexistente amenaza, mientras que en la verdadera guerra en el país, la guerra de la delincuencia, ciudadanos y policías son asesinados a diario por criminales con más y mejor equipo que cualquier institución policial. Hoy en Venezuela hasta los presos de cualquier cárcel están mejor armados y tienen más poder que un funcionario policial.
Si en lugar de tantos aparatos y juguetes bélicos adquiridos para exhibición, se pusiera todo el empeño en mejorar las condiciones de vida y equipamientos de los representante de la fuerzas de la ley; si se les diera el apoyo institucional del Estado y se les respaldará en su función, sin duda la delincuencia no se atrevería a atentar contra ellos.
¿Donde está realmente la preocupación de este gobierno por la gente? ¿Cuál es la prioridad del Estado? 19.113 no es un número, son personas. Eran gente con familia, con hijos, con padres. ¡Eran Venezolanos!
Ante cada repunte de la inseguridad, la respuesta del gobierno ha sido siempre hablar del control, supervisión y sanción de funcionarios policiales, ¿Pero quién habla de los policías que fueron asesinados? No se puede gerenciar una institución policial con una cultura punitiva hacia el funcionario. Es imposible tener supervisado y controlado a toda una organización policial desde afuera, tampoco se disciplina a un hombre o una mujer a fuerza de castigos. La represión no puede ser la respuesta a un problema de gerencia. Cuando en una organización de cualquier tipo se generan graves desviaciones, no basta con reprimir el hecho puntual, la gerencia debe focalizarse en observar y analizar la situación para determinar la causa raíz del problema, porque quizá la desviación se generó por una inadecuada supervisión o una mala instrucción gerencial.
Hay que mejorar los procesos de selección del personal, ajustar el perfil del candidato a policía a unos requerimientos que sean más ambiciosos, tratar de escoger a las personas más idóneas, y sobre todo evaluar el potencial y la susceptibilidad del individuo a ser entrenado en la función policial, pero para eso es necesario ajustar también los beneficios que éste pueda recibir, hacer sustentable una proyección de carrera, generar una posición importante del funcionario dentro de la sociedad, ofrecerle los recursos y demostrarle el respaldo necesario en el cumplimiento de su función y sobre todo garantizarle una calidad de vida acorde con su responsabilidad dentro de la sociedad. En la medida que podamos ofrecer mayores beneficio a los funcionarios policiales, se podrá seleccionar personal con un nivel profesional mucho más alto y podremos exigir una mayor calidad y una mejor efectividad para esta tarea.
Solo se puede exigir dependiendo de lo que puedas ofrecer. Por otra parte, un funcionario policial bien pagado, entrenado y capacitado, difícilmente incurrirá en actos de corrupción.
Pero mientras la institución policial es desasistida o mal gerenciada, el hampa sigue asesinando policías. Hay que ponerse en lugar de los familiares de los policías asesinados. Los policías también son gente, son padres, son esposos, son hijos y también son venezolanos.
El futuro en las fuerzas policiales, bien sea uniformados de investigaciones o inteligencia, debe tener acento en la tecnología. Mejores procesos de selección, más entrenamiento y valores cívicos contribuirán con mostrar la cara de un sistema de justicia aguerrido eficiente y capaz de neutralizar la violencia criminal.
Iván Simonovis
Comisario Jefe (CICPC)
Prisionero Político