Reuters) – El poderoso sindicato petrolero de Venezuela, bastión del Gobierno del presidente Hugo Chávez, dijo que la continuidad de las operaciones de la gigantesca petrolera estatal Pdvsa están garantizadas cualquiera sea el resultado de las elecciones nacionales del 7 de octubre.
El número uno de la federación, Wills Rangel, advirtió que en caso de que haya un cambio del mando político en el país que plantee la eliminación de los beneficios actuales de los obreros, se crearía un ambiente de “rebeldía” y “lucha” en la empresa insignia de la nación.
El mandatario ha advertido durante la campaña que en el hipotético caso de que su rival opositor Henrique Capriles gane los comicios, se desataría el caos generalizado en el país, incluyendo la vital empresa petrolera cuyos trabajadores han “jurado” lealtad al proyecto socialista.
En una entrevista con Reuters, Rangel reivindicó el alto compromiso político de los trabajadores del sindicato con el Gobierno de Chávez, quienes aseguró están trabajando por la victoria del “Comandante Presidente” al tiempo que reiteró que en ninguno de sus escenarios futuros contempla un triunfo de la coalición opositora.
“Los trabajadores que estamos aquí estamos para garantizarlo (la continuidad operacional bajo cualquier escenario político), pero no vamos a permitir por ejemplo que regrese el outsourcing (tercerización de actividades), que desmantelen la industria, que la entreguen al capital privado”, dijo Rangel.
“Este año es imposible que Capriles gane. Para nada nos planteamos ese escenario (…) Nosotros trabajamos todos los días para echar para adelante la industria y fortalecer políticamente una ideología”, apuntó el dirigente desde su oficina, con un escritorio adornado con la bandera cubana.A las puertas de unos comicios que proyectan ser los más reñidos desde que Chávez llegó al poder hace 13 años, el destino de la industria que aporta 9 de cada 10 dólares que ingresan a la economía venezolana es un tema clave en la contienda.
Venezuela aún tiene expuestas las cicatrices de un feroz y prolongado paro en Petróleos de Venezuela (Pdvsa), que derrumbó la industria entre 2002 y 2003 y propició el despido de la mitad de su plantilla.
Una década después, la federación que aglutina a unos 100.000 obreros se manifiesta abiertamente chavista y su líder destaca las mejoras salariales y crecientes beneficios sociales obtenidos tras la huelga.
Capriles, un ex gobernador de 40 años y proveniente de una familia de empresarios, busca desafiar el poder de Chávez con promesas de solucionar los problemas de inseguridad y desempleo, logrando avanzar en las encuestas pese a que el actual mandatario lo aventaja en la mayoría de ellas.
Unión
Los empleados que se sumaron al paro, alrededor de la mitad de la plantilla total, fueron despedidos y reemplazados por nuevos trabajadores contratados por la administración de Chávez. Siete años después, están todos los sindicatos agrupados en la federación y encolumnados detrás de la figura del presidente.
“Los trabajadores, producto del paro, estamos profundamente politizados”, dijo Rangel, tocando uno de los temas sensibles para los analistas a la hora de evaluar la eficiencia de la empresa: el alto grado de influencia gubernamental.
El país miembro de la Opep cuenta con las mayores reservas de crudo del mundo, pero desde Miraflores se destinan decenas de miles de millones de dólares del ingreso petrolero anual a programas sociales de vivienda, educación y subsidios a los alimentos que le han ganado el apoyo de los que menos tienen.
Los obreros de la industria percibieron recientemente un alza del 45 por ciento en sus salarios y una serie de nuevos beneficios, fruto de la firma del contrato colectivo, en un país que tiene una inflación anual que ronda el 20 por ciento.
Los especialistas advierten sobre los problemas que ocasiona la actual incidencia de la política en el sector, pero también señalan el impacto de un eventual cambio de Gobierno sobre Pdvsa, con el paro de hace 10 años aún en la memoria.
Capriles se esfuerza en asegurar que no busca cambios profundos en la industria petrolera, aunque sí proyecta reconducir a Pdvsa por una senda más comercial. Sus adversarios dicen que su intención real es privatizarla.
La firma, calificada de “roja, rojita” desde el Gobierno en referencia al color que identifica al chavismo, adolece de falta de equipos, capacitación y seguridad, y acumula una racha de accidentes que incluyen una letal explosión el mes pasado en la mayor refinería del país y un incendio en otra planta, que el jueves seguía ardiendo.