La disputa por el asalto a la misión diplomática estadounidense en Libia se ha reducido a centrarse en cómo y por qué la afirmación de la CIA de que se trató de un ataque terrorista quedó fuera de los "puntos de debate" hechos públicos.
Militantes armados asaltaron el consulado de Estados Unidos en la ciudad libia de Bengasi el 11 de septiembre en un acto coordinado de varias horas en dos edificios diferentes que dejaron como saldo al embajador Chris Stevens y a tres otros estadounidenses muertos.
El presidente Barack Obama se refirió al ataque como un "acto terrorista" casi inmediatamente, pero altos funcionarios del gobierno comenzaron luego a sugerir que se habría tratado de una protesta espontánea generada por un video antimusulmán colgado en la página en internet YouTube.
Durante las audiencias en el Congreso el viernes, el exjefe de la CIA David Petraeus, en su primera aparición pública desde su renuncia tras el estallido de un escándalo por una relación extraconyugal con su biógrafa, dijo que supo desde el principio que se había tratado de un acto de terrorismo.
Lejos de dar vuelta la hoja, sus declaraciones -interpretadas de modos muy diferentes por republicanos y demócratas al finalizar las audiencias- levantaron más dudas.
Dianne Feinstein, presidenta demócrata del Comité Permanente de Inteligencia del Senado, prometió el domingo investigar por qué la conclusión de Petraeus no quedó registrada en los "puntos de debate" de la CIA, usados por el gobierno para informar a la opinión pública.
La controversia crece cuando Obama considera nombrar a la actual embajadora estadounidense ante la ONU, Susan Rice, como nueva secretaria de Estado pese a ser el blanco de las críticas de los republicanos, que la acusan de haber mentido a la ciudadanía respecto a Bengasi.
Si lo hace y los republicanos obstaculizan el nombramiento en el proceso de confirmación en el Senado, se vislumbra una dura lucha partidista para el inicio del segundo mandato de Obama en momentos en que el mandatario busca minimizar las diferencias en las negociaciones presupuestarias y las posibles reformas sobre inmigración.
Rice cayó en la mira de los republicanos cuando habló en un programa de tertulia dominical en la televisión, cinco días después del ataque, por instrucciones de la Casa Blanca.
En el programa Rice dijo que las indagaciones de inteligencia iniciales indicaban que el asalto surgió "espontáneamente" como "imitación" de otras protestas similares y que el ataque no parecía premeditado o previamente planeado.
Los importantes senadores republicanos John McCain y Lindsey Graham dijeron que era obvio que los ataques fueron cuidadosamente orquestados por terroristas vinculados a Al Qaida y acusaron a Rice de dar una versión intencionadamente engañosa de lo ocurrido.
Según ellos, el gobierno de Obama estaba tratando de minimizar cualquier participación de Al Qaida en los ataques para mostrar durante la campaña electoral como un logro haber neutralizado totalmente a la red terrorista.
Cuando Bengasi se convirtió en un tema jugoso en la campaña para la elección del 6 de noviembre, los republicanos intensificaron sus ataques contra Rice, incluso pidiendo su dimisión. Los demócratas, por su parte, acusaron a sus adversarios de llevar adelante una campaña de desprestigio contra la alta funcionaria.
En su primera rueda de prensa como presidente reelecto, Obama defendió enérgicamente a Rice y arremetió contra los republicanos.
"Déjenme que les diga sobre Susan Rice en particular que ha hecho un trabajo ejemplar", dijo Obama.
"Que ellos vayan tras la embajadora ante la ONU, que no tenía nada que ver con Bengasi y que simplemente hizo una exposición basada en la (información de) inteligencia que había recibido, y manchar su reputación es indignante", afirmó.
Los "puntos de debate" de la CIA en los que Rice basó sus declaraciones salieron a flote el viernes en las audiencias y parecieron exonerarla.
Preguntada sobre si pensaba que Obama o cualquier persona en su gobierno engañó deliberadamente a la ciudadanía sobre lo ocurrido en Bengasi, Feinstein respondió: "No, no", y denunció airadamente los ataques republicanos contra Rice.
"He leído cada una de las cinco entrevistas que ofreció ese día", dijo Feinstein. "Ella habló dentro del contexto de esa declaración (de la CIA) y por ello se le ha puesto en la picota por dos meses. No lo entiendo. Esto tiene que parar", sostuvo.
El republicano Mike Rogers, presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, dijo que la participación de Rice no estaba clara, pero culpó al gobierno de Obama de modificar los puntos de debate de la CIA.
La Casa Blanca asegura que la única enmienda que hizo a estos puntos fue una precisión: cambió la palabra "consulado" por "instalaciones diplomáticas".
El senador demócrata por Massachusetts John Kerry también ha sido considerado como un posible reemplazo de Hillary Clinton a principios del próximo año. Se espera que Obama de novedades al respecto antes de iniciar su segundo mandato el 21 de enero.
AFP