Los mercados castigan a España e Italia tras el anuncio de dimisión de Monti
Como se temía, los inversores están ya castigando el desbarajuste político que vive Italia después del regreso de Silvio Berlusconi, la retirada de su apoyo al Gobierno técnico y el posterior anuncio de dimisión de Mario Monti. El regreso de las dudas sobre el futuro próximo de Italia, y también de España, ha disparado la prima de riesgo del país transalpino, que ha subido de golpe en 39 puntos básicos, hasta los 362 (3,62 puntos porcentuales). El diferencial entre la deuda española y la alemana, de referencia por su estabilidad, ha aumentado con menor intensidad con un avance de 16 puntos básicos, hasta los 432 puntos.
La subida de este indicador, que equivale al diferencial entre el bono español a diez años y el alemán del mismo plazo, se justifica porque el rendimiento de los títulos del Tesoro a este plazo ha aumentado hasta el 5,6%. Frente a este interés, cuya caída refleja la menor demanda de los inversores por el papel del Estado ante el riesgo de un recrudecimiento de la crisis, el tipo del bono alemán, considerado como refugio frente a las turbulencias, se ha reducido al 1,285%. El rendimiento de los bonos de Italia con vencimiento en 2022 en el mercado secundario, que es donde se intercambian los títulos de deuda soberana una vez emitidos, también ha subido, del 4,52% del viernes hasta el 4,7%.
Mientras que Monti trata de explicar su decisión e insiste en que aún no sabe cuál es su futuro político, Berlusconi sigue echando leña al fuego. En las últimas horas, además de anunciar un posible nuevo acuerdo con la Liga Norte —sus aliados en el último gobierno—, ha atacado a los técnicos del Gobierno de Monti y ha intentado sembrar cizaña en las filas enemigas, ofreciendo al perdedor de las primarias del centro izquierda —el alcalde de Florencia, Matteo Renzi— un puesto junto a él. Renzi le ha respondido rápido y claro a través de su cuenta en una red social: “Querido Silvio, las cosas se pueden comprar, las personas no. No todas, al menos. Yo no. ¿Tienes la puerta abierta para mí? Ciérrala. Hace frío”.Según el propio Monti, su anuncio de dimisión se produjo el sábado por la noche con la intención de que los mercados tuviesen tiempo de absorber la noticia. Durante los últimos días del Gobierno de Berlusconi la prima de riesgo alcanzó —el 9 de noviembre de 2011— los 575 puntos y la rentabilidad exigida a los bonos italianos llegó al 7,4%. Tras la llegada de Monti, el diferencial logró bajar hasta los 278 puntos —el pasado 19 de marzo—. El actual primer ministro, en una conversación mantenida con el director del diario La Repubblica, explica: “He preferido que la decisión y el anuncio cayese en un día de mercados cerrados, con 24 o 36 horas de tiempo para reabsorber un eventual golpe, con la esperanza naturalmente de que el golpe no se produjera”. Sin embargo, el golpe se ha producido y parece que la refriega política que no ha hecho más que empezar será incapaz de traer la tranquilidad a corto plazo. El espectáculo no ha hecho más que empezar.
A nivel prático, el aumento de las primas de riesgos de los países periféricos pone en entredicho la estabilidad de la que ha venido disfrutando la deuda española e italiana desde que el Banco Central Europeo (BCE) anunciase a principios de septiembre su plan para garantizar la estabilidad del euro. Con ello, edificó una red de seguridad virtual a la espera de que los países bajo presión, principalmente España y, en segundo plano, la propia Italia, que ha sabido jugar mejor sus cartas en este último año de crisis, activasen la ayuda de los fondos de rescate europeos y aceptasen las estrictas condiciones vinculadas a ello. No obstante, el Gobierno español se sigue mostrando reticente a solicitar el rescate por temor a perder más autonomía de la que ya cedido tras la ayuda a la banca. A ello ha ayudado que ha podido mantener su acceso a los mercados de financiación, aunque los expertos ya venían advirtiendo de que la mejora era inestable y que cualquier mínimo accidente podía dar al traste con la recuperación, tal y como se está demostrando este lunes.
A este respecto, el ministro de Economía español, Luis de Guindos, ha asegurado que el Gobierno sigue estudiando la posibilidad de pedir el rescate pero ha matizado que es más importante la situación exterior para superar las turbulencias. "Cuando surgen dudas sobre la estabilidad de un país próximo como Italia, al que también se percibe como vulnerable, inmediatamente nos contagia", ha declarado el ministro en declaraciones a RNE sobre el órdago político de Berlusconi y Monti. "La ayuda que necesita España es que se eliminen las incertidumbres sobre el fututo del euro. Esa es la principal ayuda", ha continuado en referencia a que esta semana se vuelve a abordar la unión bancaria en la UE.El repunte del sobrecoste exigido a la deuda española, de mantenerse el cambio de tendencia, aumentará los costes del Estado para financiarse y, por extensión, de las pocas empresas que habían aprovechado los últimos meses de tregua en los mercados para emitir bonos. También devuelve al primer plano las dudas de los inversores sobre las posibilidades de que el país pueda dejar atrás la crisis por sus propios medios mientras la Eurozona sigue dando muestras de que es incapaz de superar sus diferencias internas. En cualquier caso, pese a la subida de este lunes, la prima de riesgo sigue lejos del máximo que marcó a finales de junio, cuando llegó a superar los 640 puntos básicos.
Por este motivo, en las Bolsas, el reavivamiento de las dudas se ha dejado notar drásticamente en los parqués de Madrid y Milán. En este último, el principal índice italiano, el FTSE MIB, ha empezado la semana con un desplome superior al 3%, lo que le ha situado a la cola del resto de Europa. En España, el Ibex 35 ha cedido un 2% a a pocos minutos del mediodía. También ha condicionado la jornada, que tiene lugar tras tres semanas consecutivas de ganancias, la revisión a la baja de las previsiones económica que ha realizado el Banco de Francia y la decisión del Gobierno de Grecia de ampliar el plazo de su recompra de deuda.
EL PAIS