Reuters) – Sucedió, pues, que en el octavo año del reinado del Papa Benedicto, algunos periódicos sensacionalistas y redes sociales decretaron que él había cancelado la Navidad.
Un día después de la publicación del último libro de Benedicto, “La infancia de Jesús”, el pasado 20 de noviembre, las autoridades vaticanas encontraron algunos titulares que no esperaban.
“El papa aguafiestas acaba con las tradiciones del Belén navideño”, se podía leer en un titular de un periódico, que decía que Benedicto había destruido tradiciones como las de colocar animales en el Belén y los propios villancicos.
“El Papa se dispone a destruir los mitos de la Navidad”, dijo otro.
Algunos blogs ya le han colgado a Benedicto el cartel de nuevo Grinch que roba las Navidades y uno le situaba en “la cabeza de la lista de los más gruñones de 2012″.
Y entonces apareció el más categórico de todos los titulares en una página web: “El Papa prohíbe la Navidad”.
A poco menos de un mes del inicio de la Navidad, otro problema de imagen para el Papa era lo último que necesitaba el Vaticano.
Alarmado por algunos de estos titulares, el medio online de la Iglesia XT3 se sintió obligado a publicar una información que contrarrestara la cobertura del libro por parte de los medios.
La tituló: “El Papa no ha prohibido la Navidad”.
¿Cuál es entonces el motivo del escándalo?
En el libro de 137 páginas, el Papa afirma un hecho: en el evangelio no “hay referencias” a la presencia de animales en el portal (de hecho, este fue posiblemente una cueva) en el que nació Jesús.
Muchos blogueros se dieron un festín con esto, definiéndolo como el “bombazo número uno”.
Lo que algunos no tuvieron en cuenta se encontraba un par de frases más abajo. El Papa afirmaba que, incluso hoy, “Ningún Belén estaba completo sin el buey y el asno”.
Benedicto lo explica: La tradición del asno y el buey vino de la reflexión sobre las partes del Antiguo y el Nuevo Testamento. La iconografía cristiana adoptó estas figuras a comienzos de la historia de la Iglesia para mostrar que incluso los animales sabían que Jesús era el hijo de Dios.
Mientras tanto, en la Plaza de San Pedro los operarios han comenzado a construir su portal de Belén, que se espera que tenga animales y ángeles cantarines. (Información de Philip Pullella; Traducido por Pablo Rodero)