Un tribunal australiano condenó a cadena perpetua, sin derecho a acceder a la libertad condicional, a un enfermero acusado de la muerte de once ancianos durante un incendio provocado en una residencia de Sídney.
Roger Dean trabajaba como auxiliar médico en el asilo cuando provocó un incendio, en noviembre de 2011, en el que fallecieron cinco personas calcinadas y otras seis a causa de las quemaduras. Además, otras ocho personas resultaron heridas de gravedad.
"El dolor y el terror sufrido por todas las víctimas debió ser horrible", señaló la jueza Megan Latham del Tribunal Supremo del estado de Nueva Gales del Sur, quien agregó que "es inimaginable un peor destino".
Decenas de familiares de las víctimas, cuyas edades oscilaban entre 73 y 97 años, acudieron a la lectura de la sentencia por este crimen, considerado como el peor homicidio masivo en este estado australiano.
La jueza tuvo que hacer una pausa en la lectura de la sentencia cuando una mujer, familiar de una de las víctimas, se desmayó en la sala judicial, apunta la cadena local ABC.
Dean, de 37 años y vietnamita de origen, admitió en mayo pasado su culpabilidad en los 11 cargos de asesinato.
El exenfermero también aceptó entonces la acusación de causar graves daños físicos a otros ocho ancianos que resultaron afectados en el incendio que él provocó en el centro del suburbio de Quakers Hill, donde se encontraban alojados unos 88 residentes.
Dean, que anteriormente admitió haber robado analgésicos en el centro donde trabajaba, ya se había declarado culpable por homicidio involuntario, pero la Fiscalía australiana rechazó su declaración.
Tras descubrirse que la residencia de Quakers Hill carecía de rociadores de agua de emergencia, las autoridades de Nueva Gales del Sur impusieron la colocación de estos sistemas contra incendios en los hogares para ancianos.
EFE