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sábado, 6 de julio de 2013

El Príncipe se gana el prestigio internacional en sus viajes como embajador de España

La impresión que ha dejado el Príncipe de Asturias esta semana enLausana ha sido inmejorable, no solo en la delegación española, sino entre los extranjeros, que en esta ocasión eran el objetivo del viaje. Los elogios de la prensa internacional al Heredero español han sido rotundos, y su intervención ante el Comité Olímpico Internacional ha sido calificada como «impresionante», «impactante» o «soberbia». Algún miembro del COI llegó a afirmar que Don Felipe había sido «la estrella de la jornada» y que, tras escucharle, había que replantearse la valoración de la candidatura de Madrid. «Es un lujo tener al Príncipe al frente de la candidatura de Madrid –afirma el diplomático Fernando Villalonga, comisionado de Madrid 2020–. Empezamos por detrás y ahora estamos como Tokio».

La corta distancia

El Príncipe se gana el prestigio internacional en sus viajes como embajador de EspañaEl Príncipe siempre ha sorprendido a corta distancia, algo que destacan casi todas las personas que han tenido la oportunidad de conversar distendidamente con él. Sin embargo, la estancia en Lausana de cuatro días, con largas jornadas de trabajo, encuentros formales e informales, entrevistas y saludos a la vista, algunas en el vestíbulo del hotel, ha permitido a mucha gente descubrir esta faceta de Don Felipe. El Príncipe no tiene la campechanía del Rey, pero consigue el mismo efecto. Es cordial, cercano, natural, espontáneo, abierto, y recurre al sentido del humor cuando tiene que romper el hielo en una situación tensa. Mira a los ojos, sabe escuchar y, enseguida, se convierte en uno más. Y eso es precisamente lo que hizo en Lausana, cuando aclaró que su apoyo a la candidatura madrileña no se debe a «una formalidad».«La verdad es muy sencilla: soy olímpico», afirmó. Y era tajantemente cierto.
Pero, aparte de unas cualidades natas (simpatía, carisma, autenticidad...), detrás de esa capacidad para desenvolverse con naturalidad y confianza en todo tipo de ambientes, hay muchos años de formación y de experiencia, muchas horas de trabajo y un carácter tenaz y perfeccionista que le lleva a preparar a fondo cada una de sus intervenciones. De hecho, el viaje a Lausana lo empezó a preparar el viernes anterior. A su regreso de una maratoniana jornada en Gerona, Don Felipe se fue a la sede del COE en Madrid a trabajar como uno más y, la tarde del lunes, en cuanto llegó a Suiza, se fue al hotel de la candidatura, donde estuvo trabajando en mangas de camisa. En Lausana sus jornadas de trabajo fueron de doce horas. Participó en los ensayos y entretanto se vio con todos con los que tenía que reunise.
Todo un bagaje que ha permanecido muy poco visible durante la trayectoria de un Príncipe que siempre ha ocupado un segundo plano, a la sombra del Rey, y que ahora, por circunstancias naturales, empieza a obtener un mayor protagonismo en la vida española.
No hay duda de que la preparación académica que empezó a recibir hace 25 años, cuando terminó la formación militar, era la más indicada para un futuro Jefe de Estado del siglo XXI. Una formación que incluyó una licenciatura en Derecho, completada con estudios de Ciencias Económicas, por la Universidad Autónoma de Madrid, y un máster en Relaciones Internacionales por la Universidad de Georgetown. A ello se suma el manejo de un inglés con el que se siente tan cómodo como con su lengua materna y un francés fluido y de calidad.
A su preparación se une una amplia experiencia internacional, adquirida especialmente en las 64 tomas de posesión de presidentes iberoamericanos a las que ha asistido en representación de España desde 1996. Unos viajes con un formato similar a su estancia en Lausana, ya que Don Felipe los aprovecha para entrevistarse con los Jefes de Estado de otras naciones, además de con el presidente saliente y el entrante del país anfitrión.

«Se empollaba los informes»

El diplomático Fernando Villalonga, ahora comisionado de Madrid 2020, acompañó al Príncipe en estos viajes cuando era secretario de Estado de Cooperación Internacional, y también le recibió cuando estaba destinado en Yakarta en 1987, y Don Felipe sólo tenía 19 años. «Ya entonces llamaba la atención su carácter serio, perseverante, trabajador, insistente y perfeccionista que ahora se ha afianzado. Cuando subíamos al avión, él ya tenía subrayado y leído el informe del viaje. Ya se lo había empollado».
Villalonga comenta que en Lausana Don Felipe «no se conformó con ensayar cuatro veces su discurso, sino que lo repetía hasta que le quedaba perfecto. Se quedaba hasta las once de la noche ensayando. Aunque habla un inglés impecable, practicaba la pronunciación y consultaba a los colaboradores cuestiones como la gestualidad o la manera de mover las manos». «El Príncipe ha dejado impresionados a los miembros del COI porque se sabía el funcionamiento de este organismo mejor que ellos. Los ha dejado perplejos y se los ha metido en el bolsillo», añade el diplomático.
Pero el trabajo de Don Felipe no ha terminado aquí. A finales de mes irá a los Mundiales de natación, que se celebran en Barcelona, donde contactará con miembros del COI. «Dios guarde muchos años al Rey –añade el diplomático–, pero estos serán los Juegos Olímpicos de Felipe VI. Y serían muy buenos para la confianza de los españoles, para la imagen exterior de la Marca España y para la Corona».
ABC