El arzobispo de Coro, monseñor Roberto Lückert, expresó que no cree que en Venezuela haya paz porque en el país “tenenos 14 años de violencia”. En opinión del representante de la Iglesia Católica, sin embargo, para que esto cambie tiene que mejorar el lenguaje de violencia que tienen la oposición y el gobierno.
Lückert señaló que hace falta más transparencia en la oposición y el gobierno para que haya diálogo. Afirmó que en la oposición se están matando, en lugar de ser la conciencia, denunciar y construir.
Aseguró que el lenguaje del Presidente Chávez y de Maduro ha sido de mucha violencia y agresión, y alertó que quienes no están con el proceso e inscritos en el partido son llamados apátridas y traidores. Agregó que con eso pueden provocar que, con una botella de cocu,y le den un cabillazo a él.
Indicó que Maduro debe entender que es el Presidente de todos los venezolanos y calificó el comportamiento del gobiero de soberbio, similar al de gobiernos anteriores, aunque parece que el Primer Mandatario vino con buena disposición de Roma y la reunión del pasado lunes con el ministros del Interior fue productiva y decente.
Lückert cree que debe llamar a la reflexión lo ocurrido con varios guardias nacionales en Coro y la muerte de una madre y su hija. Se preguntó que si eso ocurrió con uniformados que se forman para tratar con la población, qué pasará cuando salgan los reclutas a la calle.
Monseñor dijo que se tiene que desarmar a los colectivos y a Mario Silva, algo a lo que se comprometió el ministro Rodríguez Torres durante su encuentro la Conferencia Episcopal.
Lückert expresó sus sospechas sobre el robo a la CEV el pasado domingo porque se llevaron un televisor y pen-drives, lo que pareciera indicar que hay interés en averiguar lo que piensa y tiene la Iglesia.
Aseguró que ellos no son unos conspiradores y no desean que alguien llegue al gobierno por la fuerza y que se repita la historia de Pinochet en Chile.
Monseñor declaró que el arzobispo de Maracaibo tiene que llamar a botón al padre Vidal y sus aspiracines políticas. Para Lückert, el padre Vidal está tratando de ganarse el título del “jalador de bola más grande”.