El escritor peruano Mario Vargas Llosa está feliz por haberse equivocado hace 23 años al definir a México como una "dictadura perfecta", pues lo que hoy encuentra en este país es que la democracia está "echando raíces".
"¡No era perfecta! ¡Era imperfecta, felizmente! Era una dictadura imperfecta y las prueba es que (hoy) no hay una dictadura en México", afirma en una entrevista publicada hoy en el diario Reforma.
La valoración de México como una "dictadura perfecta" la hizo Vargas Llosa el 30 de agosto de 1990, cuando gobernaba en el país el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que regresó al poder en diciembre pasado después de estar doce años en la oposición.
"México es la dictadura perfecta. La dictadura perfecta no es el comunismo, no es la Unión Soviética, no es Fidel Castro, es México. Es la dictadura camuflada, de tal modo que parece no ser una dictadura, pero tiene, de hecho, si uno escarba, todas las características de una dictadura", dijo en esa ocasión el autor.
Vargas Llosa (Arequipa, 1936) celebra ahora con alegría ese error pero sostiene que, en lo personal, no simpatiza con el PRI, el grupo político del presidente Enrique Peña Nieto, aunque le reconoce algunos méritos.
"Yo no hubiera votado por el PRI pero el PRI que ha asumido el poder, hay que reconocerlo, no es el mismo PRI de antaño. Este PRI está funcionando dentro de la democracia. Está respetando la democracia; está proponiendo reformas que parecen bastante sensatas", añade.
Para el autor de novelas como "La casa verde" (1965), "Conversación en La Catedral" (1969), "La guerra del fin del mundo" (1981) y "El sueño del celta" (2010) la democracia "sí está echando raíces en México", y eso es algo que hay que reconocer.
Sobre la situación política en América Latina, el escritor celebra que haya "por fin derechas democráticas que suben al poder por elecciones, que no piensan llamar a los cuarteles para que les resuelvan los problemas", e izquierdas democráticas que no había antes.
"Muchas eran fanáticas, que no creían en la democracia, creían en la revolución", agrega Vargas Llosa, quien pone el ejemplo de Uruguay, donde "una izquierda extrema sube al poder (...) y la democracia uruguaya no ha sufrido la más mínima mella".
"¿No es un cambio extraordinario con la América Latina del pasado?", se pregunta.
El escritor peruano está en México desde hoy para participar en varios eventos culturales relacionados con el Festival Viva Perú.
EFE
"¡No era perfecta! ¡Era imperfecta, felizmente! Era una dictadura imperfecta y las prueba es que (hoy) no hay una dictadura en México", afirma en una entrevista publicada hoy en el diario Reforma.
La valoración de México como una "dictadura perfecta" la hizo Vargas Llosa el 30 de agosto de 1990, cuando gobernaba en el país el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que regresó al poder en diciembre pasado después de estar doce años en la oposición.
"México es la dictadura perfecta. La dictadura perfecta no es el comunismo, no es la Unión Soviética, no es Fidel Castro, es México. Es la dictadura camuflada, de tal modo que parece no ser una dictadura, pero tiene, de hecho, si uno escarba, todas las características de una dictadura", dijo en esa ocasión el autor.
Vargas Llosa (Arequipa, 1936) celebra ahora con alegría ese error pero sostiene que, en lo personal, no simpatiza con el PRI, el grupo político del presidente Enrique Peña Nieto, aunque le reconoce algunos méritos.
"Yo no hubiera votado por el PRI pero el PRI que ha asumido el poder, hay que reconocerlo, no es el mismo PRI de antaño. Este PRI está funcionando dentro de la democracia. Está respetando la democracia; está proponiendo reformas que parecen bastante sensatas", añade.
Para el autor de novelas como "La casa verde" (1965), "Conversación en La Catedral" (1969), "La guerra del fin del mundo" (1981) y "El sueño del celta" (2010) la democracia "sí está echando raíces en México", y eso es algo que hay que reconocer.
Sobre la situación política en América Latina, el escritor celebra que haya "por fin derechas democráticas que suben al poder por elecciones, que no piensan llamar a los cuarteles para que les resuelvan los problemas", e izquierdas democráticas que no había antes.
"Muchas eran fanáticas, que no creían en la democracia, creían en la revolución", agrega Vargas Llosa, quien pone el ejemplo de Uruguay, donde "una izquierda extrema sube al poder (...) y la democracia uruguaya no ha sufrido la más mínima mella".
"¿No es un cambio extraordinario con la América Latina del pasado?", se pregunta.
El escritor peruano está en México desde hoy para participar en varios eventos culturales relacionados con el Festival Viva Perú.
EFE