En deseos, Villegas pide al año nuevo que “el bolívar fuerte llegue a serlo de verdad” o que “los apagones se conviertan en cosa del pasado”.
Que llegue sin sobresaltos, sin las lamentables cifras de muertos y heridos que tradicionalmente forman parte del “adiós” al año viejo. Que ninguna mano quede incompleta producto de los llamados juegos pirotécnicos.
Que “Pacheco” se vaya rápido y no se instale más de la cuenta entre nosotros.
Que se acabe la escasez de productos esenciales. Que deje de ser noticia el encontrar papel higiénico, aceite de maíz o leche en polvo, sobre todo descremada, en los anaqueles.
Que la inflación se “desinflame”.
Que los motorizados dejen de loquear por las calles y las autopistas y se reduzcan al mínimo los “tortazos” que se producen a diario entre vehículos de dos y cuatro ruedas.
Que los Leones del Caracas vayan a la final y de ahí derechito a la Serie del Caribe.
Que los apagones se conviertan en cosa del pasado.
Que el gobierno colombiano y la guerrilla sellen un acuerdo de paz.
Que el terco dólar paralelo le baje dos a la cosa.
Que el diálogo entre el gobierno y la oposición siga avanzando, sin que declaraciones inoportunas de lado y lado perturben ese esfuerzo .
Que la delincuencia reciba duros golpes y se acaben los homicidios. Que losladrones y malandros al menos respeten el derecho al a vida.
Que no quede ningún damnificado en los refugios y que la Misión Vivienda cumpla sus metas.
Que el papa Francisco siga como va y logre vencer los demonios “endógenos” que hicieron grandes negocios en nombre de Dios. Que no renuncie ni lo renuncien.
Que aparezca el cemento y a buen precio.
Que en caso de aumentar el precio de la gasolina se reduzca o se elimine el impuesto al valor agregado.
Que se acaben los rollos para viajar al exterior.
Que Maduro y el presidente de Fedecámaras, Jorge Roig, se reúnan en Miraflores, se digan lo que tienen que decirse pero salgan con anuncios positivos para el país.
Que este año las universidades no tengan que ir a paro.
Que los hospitales mejoren su salud y se acabe el “ruleteo” de pacientes.
Que los corruptos aprendan a tener miedo y se dejen de eso. Que ningún “pez gordo” duerma tranquilo, y caiga más de uno.
Que se construyan más ciclovías en Caracas y en todo el país.
Que no haya tantas cadenas, y menos en los horarios de mis programas.
Que la basura deje de ser un problema y se convierta en una oportunidad para crear plantas de reciclaje y generar nuevos empleos.
Que la Vinotinto encuentre al director técnico que se merece.
Que se acabe la violencia en las cárceles.
Que haya escasez de armas, municiones y droga.
Que en nombre de la lucha contra la corrupción no se le pase factura a nadie.
Que aparezcan las baterías para vehículos. Que sus precios no nos descarguen los bolsillos.
Que la harina de maíz precocido deje de jugar al escondido.
Que los vivos no se aprovechen de la escasez de productos para poner los precios que les dé la gana.
Que se escuche el clamor de buena parte del país a favor de la amnistía o medidas humanitarias para quienes están tras las rejas y sufren graves problemas de salud.
Que se acaben las colas en las autopistas y en los supermercados.
Que las arepas rellenas con carne de Mercal tengan precios de Mercal.
Que la dirigencia opositora se lea sin prejuicios el Plan de la Patria, cuestione lo que haya que cuestionar y sea capaz de apoyar lo que merezca ser apoyado.
Que el gobierno no vea en cada acto o crítica de la oposición una conspiración para derrocarlo.
Que entremos en una nueva etapa de relaciones entre quienes piensan distinto.
Que el bolívar fuerte llegue a serlo de verdad.
Que no haya terremotos ni otras catástrofes naturales.
Que se siga fortaleciendo el cine nacional.
Que David Uzcátegui y Winston Vallenilla encuentren un buen empleo.
Que la cebolla se baje de esa nube.
Que se acabe la matraca en cualquiera de sus presentaciones.
¡Que realmente sea un feliz año!