Un ciudadano fue condenado a muerte por blasfemia tras declararse públicamente profeta en Pakistán, confirmó hoy a Efe una fuente policial.
Mohamed Ashgar fue sentenciado ayer por un tribunal de la ciudad de Rawalpindi, vecina a la capital, después de que hace mas de tres años fuera detenido tras escribir cartas a diversas personas, entre ellas un oficial de Policía, proclamándose profeta, lo que constituye un grave delito en Pakistán, según el diario local Dawn.
Las misivas fueron mostradas en el tribunal junto al testimonio de peritos en caligrafía para avalar la veracidad de la acusación, también apoyada por varios agentes de Policía.
La defensa de Ashgar, según el rotativo, se basó en una supuesta discapacidad mental, aunque esa posibilidad fue refutada por un equipo de médicos convocados por el tribunal.
Este caso, en el que las pruebas del delito son tan obvias, es poco habitual en Pakistán, donde los acusados por blasfemia a menudo lo son en circunstancias mucho menos claras y con frecuencia relacionadas con venganzas personales o intereses espurios.
La legislación antiblasfemia del país asiático surgió en el período colonial británico para frenar choques religiosos, pero en la década de 1980 varias reformas impulsadas por el dictador Mohamed Zia ul Haq (1977-1988) dio alas a los extremistas para abusar de la ley.
Desde entonces, se han producido un millar de acusaciones por blasfemia, un delito que en Pakistán puede llevar aparejada la pena capital, aunque nunca se ha ajusticiado a nadie por este crimen. EFE