Al reciente escándalo de las posibles escuchas ilegales que habrían hecho algunos militares a los negociadores del gobierno colombiano con las FARC, se suma ahora que el correo personal del presidente Juan Manuel Santos fue interceptado ilegalmente. El mismo mandatario lo confirmó en un comunicado emitido este domingo, luego de que varios medios divulgaran que el hombre más protegido de Colombia también fue blanco de espionaje, algo que calificó como una actividad criminal “grave, insólita e inaceptable”. Por el momento, se desconoce quién está detrás de esta acción.
Pero no solamente habría sido su correo personal sino además el de algunos de sus familiares, de los que no dio nombres. Santos ha dicho que desde hace algún tiempo tenía conocimiento de lo que sucedía, pero quedó claro que se vio obligado a pronunciarse después de que la información trascendiera. Y en especial, una columna del periodista Daniel Coronell publicada en la revista Semana, donde asegura que “desde una de las fachadas de inteligencia —cuya legalidad ha defendido el propio Santos— fueron intervenidas comunicaciones privadas del mandatario y comandante supremo de las Fuerzas Armadas”. Esto quiere decir, según Coronell, “que hay un sector militar que trabaja en contra del presidente y le reporta a alguien que no es su jefe actual”.
En principio se habló de dos correos personales donde Santos habla de la compra de unas obras del pintor colombiano Fernando Botero, a través de su hijo, que finalmente no se concretó, y del pago de la universidad de su hija María Antonia, que estudia fuera de Colombia. El primero lo escribió en diciembre de 2012, un mes después de que se iniciaran las conversaciones de paz con la guerrilla de las FARC en La Habana.
Pero Santos ha ido más allá y ha dicho que ese correo forma parte de un grupo de más de mil de sus mensajes, “que desde hace algunos días se están filtrando selectivamente para causar el mayor daño posible”. Según el mandatario, esto obedece al inicio de su campaña de reelección y “sugiere motivaciones políticas”, por lo que incluso advirtió que en los próximos días puede que se conozcan nuevos correos.
“La estrategia común en estos casos es circular —gota a gota— correos verdaderos entremezclados con correos apócrifos”, dijo el jefe de Estado.
Por su parte, la cadena estadounidense Univisión, que pudo revisar algunos de esos correos, afirma que estas comunicaciones además de ser de tipo familiar y de finanzas personales, también incluyen correos privados con embajadores y ministros, y hasta recomendaciones de sus asesores de imagen.
La gran pregunta, como sucedió por las posibles escuchas a los negociadores de paz, es quién está espiando al presidente colombiano y quién dio la orden de que se hiciera. Por ahora, se ha ordenado una revisión profunda de los protocolos de seguridad de Santos, que ha venido insistiendo en las últimas semanas en que Colombia debe fortalecer la seguridad frente ataques cibernéticos ya que el país “está en pañales” con relación a este tema. Por eso, ha ordenado la creación de una comisión de alto nivel buscando blindar la información estatal. En principio se espera que esta comisión haga recomendaciones sobre qué esquema se debe adoptar y qué legislación se requiere.
Por su parte, el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, también ha dicho que le han pedido a España, Reino Unido, Corea del Sur e Israel, que envíen a Colombia a sus mejores expertos en seguridad informática para hacer una evaluación de lo sucedido. Santos, quien ha venido haciendo una defensa férrea de la inteligencia legal, también ha condenado que esta se haga contra los ciudadanos, la oposición o contra los propios funcionarios del Estado. Ahora, que él mismo está siendo blanco, ha advertido que no descartará “ninguna hipótesis” y que llegará “hasta las últimas consecuencias”.
Durante el Gobierno de Álvaro Uribe, Colombia vivió otro gran escándalo por escuchas ilegales, cuando varios medios de comunicación destaparon que desde el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) se estaban espiando a políticos de la oposición y periodistas, lo que al final provocó que este organismo de inteligencia fuera liquidado. Ahora revive el fantasma. EL PAIS